¡Reencarné en un elfo! Cap. 15

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Kalkuu… Kalkuu… ¿Qué clase de nombre es ese? Con la constante vergüenza que Alakai me hacía pasar cada vez que me decía cerdito… no pude pensar en nada mejor y simplemente salieron de mi boca las primeras palabras coherentes que pensé.

 

“Kalkuu…” Imagino que entre más lo repita más me acostumbraré a él, por ahora no tengo planes de admitir que me inventé recién ese nombre. Por otro lado, he recibido ayuda de un total desconocido, aunque el sentido común me dice que debo tener precaución con todos a mi alrededor, Alakai me da una sensación de… ¿Protector? ¿Hermano mayor? ¿Mi primer amigo? Sea como sea, decidí apostar en confiar en él desde que me ayudó a escapar del comedor.

 

Mientras pensaba en mi nuevo nombre, entramos al salón de evaluación, lo cual me trajo algunos recuerdos muy recientes y bastante dolorosos. En una fría mesa metálica del rincón me pesaron, me midieron e incluso me sacaron uno de mis preciados cabellos… ¡Si hasta leyeron mi maldito ADN! En definitiva, no tengo ningún buen recuerdo de este lugar y espero que termine lo antes posible.

 

“¿Podemos largarnos pronto de aquí, Alakai?”

 

“¿Por qué nos quedaríamos mucho tiempo más? De seguro está medio orfanato buscándonos, por lo que necesito hacer algo rápido y nos iremos a una zona más segura. Descuida, solo déjame comprobar algo de mi vínculo divino y listo.” 

 

Alakai caminó hacia una pared adornada con muchísimas velas apagadas, con diferentes símbolos debajo de cada una de ellas. Como una imagen algo borrosa, recordé un momento en que todas las velas se encendieron a la vez, pero, casi al mismo tiempo, mi cuerpo se sintió muy pesado y ardiente. Luego de eso, ya no recuerdo más.

 

“Creo que me tomará unos cinco minutos hacer el ritual para corroborar mi vínculo divino, por lo que podrías, mientras tanto, hacer otro examen por tu cuenta.” Me apuntó con la mirada una pequeña alfombra llena de patrones geométricos que brillaban sutilmente. “Ahí puedes comprobar tu afinidad mágica, basta que te pares descalzo encima de ese círculo y esperes unos segundos, el resto será evidente.”

 

“Afinidad mágica… mi propio poder mágico…” Casi en trance por esas palabras, caminé algo errático hasta el círculo de evaluación. Me quité las delgadas sandalias que robé junto con la ropa, y sentí un extraño calor revolviéndose en la planta de mis pies. De reojo noté que Alakai recitaba unas palabras y elevaba sus manos en el aire, pero, sin tiempo para ver lo que le sucedía, una oleada de electricidad recorrió mi cuerpo.

 

Estaba siendo literalmente electrocutado por el círculo mágico, salvo por el hecho que no sentía ni el dolor ni la quemadura normalmente asociada a la electricidad. La vista se me nubló y sentía que caía en un pozo infinito dentro de mi propia mente y, sin tener noción del tiempo, sigo cayendo… y sigo…

 

La electricidad continuaba en mi cuerpo, fluyendo hacia un mismo lugar, como si intentara llegar a mi pecho, pero, por algún motivo, estaba siendo bloqueada. En un momento, una luz azul comenzó a aparecer dentro de toda esta oscuridad.

 

Una luz azul que me pareció algo familiar, casi como si naciera de mi propio corazón.

 

“TÚ NO TIENES PERMISO DE INSPECCIONAR AQUÍ. ¡VETE AHORA!”

 

Salido de la nada, una voz poderosa que parecía cubrir todo lo existente, gritó una orden autoritaria. Fue tan fuerte el impacto de ese sonido que la electricidad en mí se detuvo completamente. Al mismo instante, sentí como si una energía invisible me jalara con fuerza de vuelta a la superficie.

 

“Kalkuu… Kalkuu… ¿Me escuchas? ¿puedes abrir los ojos?”

 

La voz de Alakai me recibió cuando volví en mí. Abrí los ojos y ya no sentía la electricidad en ninguna parte. Al ver mi entorno, estaba acostado a un lado del círculo mágico.

 

“Vaya… qué alivio realmente. No supe qué hacer cuando te vi inconsciente en el suelo al terminar mi análisis. ¿Te duele el cuerpo? ¿recuerdas algo de lo que te sucedió?”

 

“Yo… había mucha electricidad… un vacío de mi mente… una voz poderosa…” Intenté reunir las pocas piezas que tenían sentido de mis memorias, pero realmente no logré llegar a ninguna conclusión.

 

“¿Qué?” Alakai tenía una mirada de total confusión cuando le dije lo que pasó. “¿Qué es la eleuticidad? ¿un vacío en tu mente? ¿acaso no sentiste algunos de los elementos naturales emerger de tu aura? Ya sabes… fuego, agua, aire, y todos los demás.”

 

No era primera vez que sentía que había una distancia entre mi lenguaje y el de Alakai. Tal vez cosas como la electricidad no eran tan conocidas o, quizás, le daban otro nombre totalmente diferente.

 

“Es como… una sensación de…”

 

¿De qué? No sentí calor, no sentí dolor… ¿Realmente era electricidad? Sentí que intentar explicarme solo traería más preguntas que no puedo responder. Ni mencionar esa voz gigante que causó que todo terminara de súbito.

 

“Realmente no lo sabría explicar, pero fallé ¿verdad?”

 

El ser nuevo en este mundo me hace sentir tan… ignorante e impotente. Tengo conocimientos de otra realidad, pero, ante cosas como la magia o el sentido común, aún sigo siendo tan bebé como hace unos días.

 

Como si sintiera mi angustia, Alakai puso una de sus manos sobre mi cabeza y dobló sus piernas para estar a mi altura. Realmente era como un hermano mayor en muchos sentidos y eso me hizo sentir reconfortado.

 

“No era evaluación donde tuvieras algo que hacer, tranquilo. Lo hiciste todo bien, te felicito.” Sacudió cariñosamente mi pelo y se puso de pie nuevamente. “Aún creo que podemos escondernos unos minutos más aquí. ¿Te gustaría intentar medir tu nivel mágico? Serviría para conocer tu capacidad actual y tu potencial a futuro, ya sabes, especializar tu entrenamiento y todas esas cosas.”

 

“Si… esas cosas que obviamente sé... Lo haré, pero, esta vez acompáñame, no quiero volver a meter la pata.” Suspiré de frustración, estaba cansado de no entender nada y que todo fallara constantemente. Si hubiera seguido siendo bebé, quizás ahora estaría siendo alimentado por un grupo de diosas elfas nodrizas…

 

Ahhhh… el paraíso fue tan breve. Era tan feliz y no lo sabía.

 

Al medio del salón, una gema dorada del tamaño de una cabeza grande, brillaba con los reflejos de la luz del sol. Por la forma en que estaba construido el lugar, parecía que todo estaba conectado a esta gran piedra preciosa.

 

“Esta es la fuente de poder de todo el orfanato. Mantenerlo lleno de magia permite que funcionen todos los instrumentos de medición del salón y, según lo que se comenta, también alimenta con maná las demás funciones automatizadas del edificio.”

 

Nos acercamos a la gran piedra y Alakai puso su palma derecha sobre su superficie. Al instante, una luz dorada emergió de su mano y comenzó a hacer brillar la gema con fuerza durante varias respiraciones. Cuando todo acabó, la gema volvió a su luminosidad normal y él retiró su mano.

 

“Seis tiempos, ese es mi nivel mágico actual. Si mantuviera la mano otro momento más, la gema comenzaría a drenarme hasta saciar su falta de maná. Cuando sientas que la energía se ralentiza y deja de fluir hacia ti, debes retirarte. Lo entenderás cuando estés en ello. ¿Estás listo?”

 

“Lo estoy.”

 

Doy un paso adelante y estiro mi mano a la gema. Antes de tocarla, tuve un extraño presentimiento. Si todo hasta ahora sale diferente a lo esperado, tal vez… ¿No sucedería ahora otro suceso extraño? Dudé un momento con mi brazo levantado, ¿Y si volvía a pasar algo como hace un momento atrás? ¿y si me equivocaba de nuevo y la gema absorbía todo mi maná?

 

“Oye Kalkuu…”

 

“Sí, solo dudé un momento, lo haré ahora…”

 

“Creo que sentí algo fuera del salón, silencio.”

 

Me quedé cayado, tal como me indicó, girando el rostro hacia la puerta para intentar ver o escuchar cualquier cosa que estuviera ahí. Una respiración más tarde, unos pasos ligeros parecían venir del pasillo afuera del salón. Busqué con la mirada algún lugar para ocultarme u otra puerta por la cual escapar, pero no encontré nada, solo las herramientas mágicas y el gran ventanal de cristal. Alakai se agachó y me susurró al oído.

 

“Escucha atento. Cuando te de la señal, te esconderás detrás de…”

 

“¡NO HAY DONDE ESCONDERSE, DELINCUENTES!”

 

*BOOOOM*

 

Las puertas dobles del salón salieron volando tras una explosión desde afuera. El humo y las astillas llenaron todo el lugar, por lo que no pude ver quién era ni cuántos estaban con él. A pesar de eso, fue claramente reconocible la voz del doctor Gial, tan aguda y enfadada como lo estaba hace unos momentos en el comedor.

 

“¡Kalkuu retrocede!”

 

*FIUUUUM*

 

Un objeto brillante hizo una trayectoria recta desde Alakai hasta la entrada del salón, seguido de un sonido agudo que separó el polvo en el aire y despejó la vista. El doctor Gial, con los ojos muy enrojecidos y una respiración similar a la de una bestia furiosa, saltó hacia un lado esquivando el objeto que iba hacia él.

 

Tras caer, tomó una de las maderas rotas de la puerta y la lanzó hacia nosotros. Cuando pensé en esquivarla, Alakai me envolvió en sus brazos y enterró mi rostro en su pecho.

 

*BOOOOM*

 

Como si hubiera sido dentro de mi propia cabeza, el trozo de madera explotó en la espalda de Alakai y sentí cómo mis pies dejaban el suelo para hacer un arco en el cielo con mi caída. Casi similar a cuando fui absorbido por el círculo de evaluación, mi mente quedó en negro y un pitido muy agudo reverberaba dentro de mi cráneo. No sentía dolor, era como si mi mente se hubiera separado de mi cuerpo.

 

¡No! ¡No podía caer inconsciente aquí!

 

Ese ataque de recién… ¡Era claramente asesino! Y todo esto… toda esta situación pasó por algo tan estúpido como evitar la vergüenza de haber dejado todo lleno de excremento de bebé… ¿Acaso no estaba siendo demasiado desproporcionado el castigo?

 

¿Mi segunda vida acaba de empezar en un mundo de magia y ya terminó?

 

¡¿ES MI DESTINO UN MALDITO CHISTE PARA LOS DIOSES?!

 

“¿Estás vivo?”

 

La voz de Alakai sonó en mis oídos, pude abrir los ojos de golpe, ahí lo vi a centímetros de mí. Fuimos lanzados por la explosión y caímos al lado contrario de la entrada del salón, justo frente al gran ventanal de cristal. El lugar estaba hecho un desastre, con trozos de suelo y de techo esparcidos por todas partes. Las herramientas de medición mágica habían sido también dañadas, incluso la gran gema había rotado notablemente en su propio eje, quedando casi desencajada de la estructura que la protegía.

 

“S-Sí… creo que sigo vivo.”

 

“Ahhh… te logré proteger, pero ya no nos quedan opciones…”

 

“¡POR AQUÍ ESTÁN! ¡TRAIGAN LAS JAULAS!”

 

¿Y ahora qué? Tal vez seamos tratado como delincuentes y nos culparán por todo este desastre. Si algo entiendo de este mundo, a ningún elfo decente le interesaría luchar por defender los derechos de los huérfanos. Si, tal vez, buscan al bebé que fui, no sabría cómo demostrar que somos la misma persona. ¡Maldición! Sin embargo, si mi castigo implica ser enjaulado como una rata… 

           

¡No vine a este mundo para ser tratado así!

 

Me levanté con las fuerzas que aún tenía. Los brazos me dolían bastante y la cabeza parecía que estaba a punto de derretirse por el calor que sentía. Mis piernas eran lo único que aún se mantenía sin daños. Me tambaleé los primeros pasos, pero, pronto tomé velocidad y llegué hasta la gran gema dorada. No sabía cuántos segundos podría aguantar al tocarla directamente, pero no había tiempo para evaluar los riesgos.

 

A pesar del dolor de brazos y espalda, logré mover la gema que era tan pesada como la imaginaba, pero la estructura que la protegía aún seguía aferrada a ella. Necesitaba algo cortante como una sierra para separarla.

 

“¿Puedes romper esto, Alakai?” Miré hacia donde estaba tirado su cuerpo. Estaba arrodillado, como intentando recomponer un poco sus fuerzas para ponerse de pie. Tal vez, al ver que estaba en la gran gema, entendió mis intenciones, por lo que me hizo un gesto para que me apartara de ahí.

 

*SLASH*

 

Como si hubiera lanzado una cuchilla, algo que parecía viento llegó hasta la base de la gema y cortó el seguro que la mantenía conectada. Al caer la gema, hizo tanto ruido que fue evidente lo que sucedía, incluso para el doctor Gial que volvía a entrar al salón. Detrás de él, un grupo de adultos con caras enfurecidas traían dos jaulas pequeñas sobre una estructura con ruedas.

 

“¡La-la la gema nu-nuclear! ¡Quieren robar la gema nuclear!” Acusó uno de los adultos que lo acompañaban.

 

“¡ATRÁPENLOS!” Gritó Gial, como liderando un batallón de guerra contra dos niños.

 

¿Robar la gema? ¿De qué me serviría a mí algo así, cuando lo que más quiero es vivir un día más para comerme un pollo a las brasas con papas fritas? Tengo una idea mejor para su piedra preciosa.

 

Recogí la gema, que se había vuelto un poco más ligera sin la estructura de seguridad, y corrí en dirección contraria a los elfos enfurecidos. Sentía como recibía energía de la piedra al tiempo que comenzaron a brillar mis manos. Alakai ya se había puesto de pie y llegó hacia mí en un parpadeo.

 

“¡¿Y ahora qué?!” Me preguntó creyendo que tenía un plan para sacarnos de esta situación. Cuánto lo siento mi nuevo amigo, pero lo que haré es lo más lejano a un plan maestro, yo lo llamaría más como una acción impulsiva y desesperada. Sin tener tiempo para explicarle nada de esto, solo le pedí un momento de confianza.

 

“¡Aférrate a mi espalda y corre conmigo!”

 

Sin mirar atrás, seguí corriendo hacia el gran ventanal. Sin saber si Alakai estaba detrás de mí o no, levanté la gema con la punta hacia adelante y la abracé con todas mis fuerzas.

 

*CLINK*

*CRASH*

 

Todo el ventanal estalló con violencia apenas tocó la gema. En ese mismo instante sentí que alguien se aferraba a mi ropa y caía junto a mi impulso. A diferencia de cuando me hundía en el infinito vacío de mi propia mente, esta vez, el suelo llegó bastante más rápido. Durante toda la caída, solo sentí que recibía cada vez más maná dorado de la gema y nunca sentí que dejara de fluir hacia mí.

 

*PUFFFFFFFFFFF*

 

La gema se reventó en millones de partículas de polvo y energía dispersa, reduciendo, tal vez, un poco la fuerza de mi caída y, al instante después, sentí el peso de alguien sobre mí. Cuando presentí todo el dolor que vendría a continuación, cerré los ojos… pero el golpe nunca llegó. Cuando los abrí, estaba a milímetros del suelo y mi respiración sacudió un poco de polvo.

 

¿Estoy flotando?

 

A penas pensé eso cuando perdí la ingravidez y toque suelo suavemente al fin. Sentí que una mano me tomaba del brazo y me ayudaba a ponerme de pie. Alakai se veía bastante mal, con su pelo desordenado y su rostro lleno de suciedad con algo de sangre mezclada. ¿Me veré tan mal como él?

 

“¿Logramos escapar del orfanato?”

 

“Así me gustaría… Kalkuu, realmente no conoces nada del orfanato. ¿Sabes lo que está afuera del gran salón? Mira a tu alrededor.”

 

Con un frío presentimiento, enfoqué la vista y pude ver el lugar donde nos encontrábamos. Era una plaza mediana, rodeada de edificios similares y con algunos árboles tan altos que no se veían sus copas. También se escuchaba agua correr, como si se tratara de un pequeño riachuelo. Unas figuras familiares estaban dispersas por todo el lugar… eran los huérfanos del orfanato como nosotros… no… había algo diferente.

 

“Esta es la zona prohibida para todo elfo. El baño de las mujeres.”

 

Como si las palabras golpearan, perdí todo el aire de mis pulmones junto con todas las fuerzas que me quedaban para luchar.

 

“¡KYAAAAAAAAAAAA!”


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