El feriante en su garita anuncia micrófono en mano lo fácil que es con escopeta de aire comprimido acertar a una de las muñecas expuestas en estanterías escalonadas. La niña Clara, de la mano de su padre, le insiste en que tire con la escopeta para alcanzar la muñeca vestida de comunión que le recuerda al vestido que llevaba en ese acontecimiento. Al papá, inexperto en usar escopeta, le explica el feriante que si acierta tres dianas la muñeca es suya. El primer tiro falla. El segundo también falla. El tercero, el cuarto y el quinto acierta en la diana. El feriante baja la muñeca y la coloca en los brazos de Clara. Descubre entonces, decepcionada, que a la muñeca le falta un ojo. El feriante le avisa de que no puede cambiarla. La niña la mira con rabia. Busca un cubo de basura, machaca con el puño a la muñeca y la arroja a su interior, chillando al padre por no haber visto que la muñeca era tuerta.
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