Ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero aún te recuerdo con nostalgia y añoranza.
Recuerdo que compartimos la niñez y la adolescencia ;siempre juntos, siempre cómplices, y con unas ganas tremendas de cambiar el mundo.
Teníamos muchas ideas, todas maravillosas : ayudar a los necesitados, ser nobles, creernos todo lo que nos decían...
Me acuerdo de tu alma blanca, tu honradez sin límites, tu persistencia, tu no rendirte jamás.
También sé que fracasamos muchas veces, bueno sí, casi todas ; pero después de cada fracaso llorábamos juntos, nos consolábamos con un "la próxima vez será".
Muchas veces maldigo que decidieras por tu cuenta que ya me había hecho mayor, y que tenía que caminar solo.
Ahora que estoy sin ti, me doy cuenta lo bonito que era fracasar por una buena causa, lo peor es no intentarlo por falta de ganas.
Sólo te pido que, aunque sea por un día, vuelvas a reencontrarte conmigo para impregnarme de tu fuerza y aguante.
Contigo no tengo miedo de volver a intentarlo, y así poder cumplir nuestro sueño de un mundo justo, educado, compasivo y solidario.
Allá donde estés te mando un abrazo, mi querida... INGENUIDAD.
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