A DOS CENTÍMETROS DE TU BOCA

¡Mírame!

Yo también sonreí aquella noche, mi misterio favorito, y ahora estoy ahí colgado, a dos centímetros de tu boca, perdiendo la noción del tiempo, siendo este uno de nuestros relojes más exactos, porque frente a tus ojos la noche es más oscura y ojalá me convirtiese en viento para siempre poder rozar tus labios. Disfruto del insomnio y

aprovecho despierto hasta el último segundo y no me importa nada, una flecha, un momento exacto.

¡Escúchame!

Ojalá fuese magia para poder parar el tiempo convirtiéndome en una eternidad perdida entre tus labios, porque has grabado mis deseos en el filo de tu boca, a fuego lento y necesito que nades conmigo a contracorriente, aunque lleguemos tarde.

Quémate conmigo!

Devórame con la mirada, que no me gustan los extremos, que ni soy de rojos, ni de azules, que yo soy del color de tus ojos y lo que quieran hacer conmigo, porque soy fuego si me rozas. Regálame tu piel y desnúdate conmigo, seamos ganas perpetuas, aunque nadie nos entienda, necesito que te pierdas en mis abrazos suicidas, de los cuales nunca nos repondremos. Te susurro que me bailes, márcame los pasos, yo voy borrando el camino,quiero ser tu escalofrío, el labio que se muerde, las marcas en tu carne.

¡Escúchame!

Te has convertido en mis noches de verano y son tuyas todas mis poesías, eres mi pálpito sin remisión, y es que te admiro, por ser valiente, por amar el caos y sus desastres, por estar en el momento exacto donde tenías que estar, en este instante a dos centímetros de mi boca.