Estaba yo de regreso a mi casa, en el campo.
Era de noche, y la luna se veía increíblemente bien, brillante.
Siguiendo el sendero por el que iba, me detengo al notar el comienzo de un bosque próximo. Y no era uno cualquiera.
De por sí mi travesía en el campo, a esa hora, era bastante inquietante. Estar solo, y rodeado de oscuridad no inspira seguridad, para nada.
Podía ver las siluetas negras de los árboles aproximarse con cada paso que daba.
Yo estaba al tanto de lo que se decía sobre ese lugar, y siempre recomiendan que si vas a pasar por ese sendero, que lo hagas antes del anochecer.
A mí no me había quedado de otra. Volvía de una fiesta familiar, me emborraché y quedé dormido. No me podía quedar mas tiempo, sí o sí debía volver para trabajar al día siguiente.
Fue así que terminé caminando solo, en medio de la nada.
Usualmente tomaba otro camino para volver a mi casa, pero había llovido en ese mismo día, y quedó indundado.
Me detuve en seco al oír un buho. Estaba nervioso, no quería entrar al bosque.
Los árboles intimidaban mucho, había un silencio inquietante. Solo se oía el viento que movía sus copas.
Sentía en mi espalda la mirada de alguien, una presencia que me seguía.
Comecé a sudar y a sentir la garganta seca.
Por un momento no quise avanzar más. Cuanto más me entraba, menos llegaba la luz de la luna.
No me gustaba estar solo, podía haber un animale carnivoro cerca, o "ese" espíritu del que tanto hablaban. El de un bebé que había sido asesinado justo por el arrollo donde estaba pasando.
No quise mirar el agua, temía encontrarme con su reflejo.
Estaba desesperado por la compania de alguien, de sentirme a salvo.
Escuché pisadas detrás mio. Me detuve, dejé de respirar.
Lentamente me volteé.
Era un perro negro, mediano y de ojos grandes. Su mirada era extraña, como perdida.
Solté el aire atrapado en mis pulmones, aliviado.
No parecía agresivo, sino manso.
Se cruzó por mis piernas, y comenzó a caminar a mi lado.
Decidí prestarle atención a él y no a lo que me rodeaba.
Tenía una media sonrisa. Era un animal, pero me sentía bien acompañado.
Logramos salir del bosque, y retomar con el sendero que llevaba a mi casa.
No caminé mucho cuando me percaté que él ya no estaba.
Simplemente "desapareció".
Pude regresar a mi casa a salvo, y yo creo que fue gracias a ese perro.
Al día siguiente me enteré que una amiga de la familia había tomado el mismo camino, mucho mas tarde que yo.
Y nunca la volvimos a ver.
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