Nuestras primeras noches fueron lo más llenador de la vida. Solía verte dormir y pensar que nunca había amado tanto a alguien; te veía dormir y quería capturar el tiempo para sentir tu paz toda la vida.
Estas últimas noches te veo con tanto reproche. La paz que irradias al dormir me hace llorar de rabia, ¿cómo puedes estar tan tranquilo mientras mi vida se hace pedazos por tu culpa?
Quizás la culpa la tengo yo, por esperar tanto de alguien; pero sobre todo, por idealizarte. No sé si hoy te amo como te amé aquellas primeras noches, pero ciertamente lo hago por miedo a la soledad y al fracaso amoroso.
Aquí seguiré, aplaudiendo cada logro tuyo aunque lo único que deseé sea verte destruido por el dolor que me causas. Aquí seguiré porque, parte de mí, sigue convencida de que te darás cuenta de mi insatisfacción y te esforzarás por darme la felicidad que merezco.
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