Vida mía, aquí lo tenemos todo.

No fuiste mi primer amor, yo tampoco fui el tuyo. Ambos hemos pasado por varios labios, varios brazos, varias camas y varias miradas. Pero aquí estamos ahora, abrazados y viéndonos a los ojos probablemente preguntándonos cómo no coincidimos antes.

Lo que importa es ahora que tus manos sostienen las mías. Si no voy a ser tu último amor, al menos quiero ser el más intenso; ese que por más que busques, no volverás a encontrar ni sentir.

De preferencia, no me dejes ir. Quiero seguir viviendo en ti, continuar adentrándome en tu ser, enamorarme cada vez más de ti; quiero seguir besando tus labios, sintiendo tu calor y devoción.

Quédate aquí, donde nadie más te va a amar con tanta intensidad, donde nadie más te amará sin condición. Quédate que soy un alma paciente y dócil, que lo único que espera es ser correspondida debidamente.

Vida mía, aquí lo tenemos todo.