En las nubes.

Una noche más, Alicia salió de su céntrica casa para dirigirse al punto de encuentro donde cada día desde el inicio de las vacaciones de verano, se reunía con todos sus amigos para ir posteriormente a una discoteca cualquiera. Esa noche, ella tenía un objetivo diferente al de cada noche: olvidarse de su ex. Desde que él decidió acabar su relación con la chica a mediados de curso, ella no había conseguido sonreír, ni disfrutar como lo hacía antes.
Al llegar a la discoteca, se dejó llevar por la música, tan alta y rítmica como siempre. Pidió una copa, dos, tres, hasta el punto en que perdió la cuenta. Cada vez estaba más descontrolada, nadie sabía cómo pararla. Y entonces sucedió. Decidió hacer una mezcla fatal, algo que, inconscientemente, aquella misma noche, la llevaría a la tumba. Las mezclas de droga y alcohol nunca fueron buenas, y Alicia, cuando no estaba bajo los efectos del alcohol, lo sabía, pero llegados a ese punto, no era consciente ni de cuál era su propio nombre. Tras ingerir aquella mezcla fatal, siguieron las copas, aumentó el alcohol, mientras ella seguía bailando, cada vez más cerca, cada vez más cerca de su final.
La chica perdió el conocimiento pocos minutos después, cayó al suelo como una mosca tras ser fumigada. La música se detuvo, y todo el mundo hizo un corro a su alrededor. De entre la multitud, apareció Marc, su ex. Comenzó a gritar, a abrazarla, a suplicar que alguien pidiera una ambulancia. Él mismo había sido testigo de cómo Alicia había firmado su propio desenlace, y se sentía culpable de no haber podido evitarlo. La abrazó por última vez, susurrándole al oído un "lo siento Alicia, lo siento de verdad, juro que te quería, y que te querré siempre".