Querido padre
¿Cómo iba a seguir la vida sin usted? Si fue todo lo que tenia. ¿Como podre mantenerme en pie? Ya la vida lo ah decidido soy fugitiva de mi. Usted ya hizo las maletas decidió partir. No me pregunto cómo me sentía al respecto, solo me toco verlo ir. Se llevo todos mis sueños y esperanzas cuando se fue, y ni adiós le pude decir. Ahora que los días ya pasaron me estoy acostumbrando no verlo junto a mí. Y me di cuenta demasiado tarde jamás estuvo. Lamento no a ver apreciado el dulce tiempo que estuvo a mi lado. Quizás la vida nos encuentre de nuevo, sin avisarnos de improvisto. Lo podre abrazar y confesarle que no guardo rencor. Le podre decir todos los te amo que quedaron pendientes en mis recuerdos. Mi vida seguí como pude, a penas glorias y quizás demasiadas derrotas. Cuando usted se fue mi vida contaba con cinco años. Y para ser sincera no recuerdo mucho de usted. Solo recuerdo que en algún momento estuvo a mi lado y fui feliz. Cada persona tiene su tiempo en nuestra vida. Algunos se van porque lo deciden, otros de golpe, y los demás sin darnos cuenta se despiden de nosotros lentamente y cuando nos damos cuenta ya no están. También le quiero confesar que no lo odio tal vez por esta razón aun no apérese piensa que al verlo lo desprecie pero tenga por seguro que no es así. Lo quise odiar pero no pude era una carga incensaría para cargar. No me voy a extender mucho no es mi deseo cansarlo de tanto leer. Pero sobre todas las cosas decidí ser feliz, no fue una decisión fácil le tengo que confesar. Es difícil ser feliz cuando tu vida está en tu contra y tengo más razones para estar amargada que sonreír. Pero me anime, fui valiente y no me arrepiento. Mi madre me conto que usted es o era marinero. Por esa razón si usted encuentra esta carta. La va encontrar en el mar en medio de la nada. Para sincerarme un poco mas no tengo esperanza de que usted la encuentre pero me sobra fe. No tenga temor, si usted no quiere mantener una relación conmigo respeto enormemente su determinación y realmente lo que deseo es verlo nada más.
Adiós y espero con ansias su visita
Ella miro la carta ya terminada, sonrió al aceptarla. Guardo el papel en una botella de vino, el que supuestamente mas deseaba su padre, y se dirigió hacia la bahía. Era un día hermoso y eso la motivo. Saludaba a la gente que pasaba a su alrededor alegremente. Sabía que algo iba a cambiar. Pedaleaba con fuerza esforzando a su vieja bicicleta andar más rápido y aun más rápido. Estaba concentrada en lo que iba hacer, y nada mas llamaba su atención. Recorrió las calles de su pueblo pesquero con gran motivación. Al llegar al final de su recorrido se subió a la cumbre más alta que miraba al mar. Beso su botella y la arrojo con todas sus fuerzas esperando que la corriente la llevara al centro de la nada donde suponía que su padre estaba. Se fue con sus alegrías intactas. recorrió nuevamente esas calles, miro a la misma gente y los saludo de nuevo. Solo le quedaba esperar. Y espero durante años. Ya con 16 años de edad recordando el suceso, decidió ir a la cumbre. Fue su sorpresa al darse cuenta que la botella aun estaba ahí estancada en unas redes viejas de pesca. No había salido de la bahía. Bajo con un enorme cuidado. Y sonrió, al verla intacta a pesar de los años trascurridos. La guardo en su bolso y se fue hacia su casa. Recorrió las mismas calles saludo casi a la misma gente. Pero algo fue diferente, un auto un conductor descuidado la envistió. Ella callo, y la botella se rompió. El hombre bajo del auto y la miro esos ojos los había visto antes. La sostuvo pero ella rápidamente se levanto pregunto por su botella. Y ahí estaba rota. El saco el papel de los vidrios y no pudo evitar leerlo.
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