Recuerdos de Cuba

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La conocí por redes sociales, en un grupo de adultos. No hay mucho que contar, como muchas veces siempre termino deseando más tal vez porque espero que la mujer tome la iniciativa, cosa mala.

Hace más unos meses decidí viajar a su país natal, Cuba. Llegué de improviso y sin avisar, me instalé en un hotel cerca de donde ella vive y retomamos las conversaciones que habíamos dejado, sobre su trabajo, y sobre sus paseos a múltiples y paradisiacos lugares que me enseñaría cuando algún día pudiese viajar; en fin, no me aguanté y decidí llamarle, se asombró y no me creía hasta que me tomé una selfie y se la envié por whatsapp. Quedamos de salir y conocernos en persona al fin.

Como siempre, llego a mi cita, increíblemente preciosa como lo es en fotos, pero aún mejor, podría darle un saludo con un beso, aunque con barbijo, poder acariciar su mano. Fuimos a caminar a un sitio muy concurrido de su ciudad, donde llega bastante gente. Ese día nos besamos, bah, yo no me aguanté y le tomé la boca por sorpresa, le pedí me dejara acostarme con ella, porque los besos nos estaban prendiendo suficiente, sin embargo ella no aceptó, entendible, era muy pronto y si bien tenía unos pocos días más de visita, no deseaba que fuera un solo día verle.

Al siguiente día nos encontramos y fuimos a otro lugar a caminar. Esta vez desde que perdimos visión de la civilización nos empezamos a tocar, bueno, en realidad yo era quien la tocaba a ella. terminamos bajándonos los pantalones ahí mismo y en dos pies como estábamos terminé penetrándola y cogiéndola rico. Ella es una chica de casi mi estatura, cabello rubio y medio largo, ojos claros penetrantes, buen cuerpo, de pechos generosos y culo bien ubicado. Caminamos otro poco hasta encontrar un sendero, y luego de él un claro entre el bosque donde aprovechamos para tumbarnos y yo, con las ganas que tenía de verle el chochito, le hice un buen oral por un rato largo, y luego en misionero y de cucharita lo hicimos mientras ella exclamaba que le encantaba como se lo hacía.

Así pasaban nuestros encuentros, los 4 días más exquisitos de paseo por Cuba, con la única finalidad de poder al fin conocerla, tocarla, besarla, abrazarla, mirarle a los ojos. El mejor viaje que he hecho en mi vida, y que nunca olvidaré y que de seguro querré repetir. En una playa, casi desierta por este tema de la pandemia hicimos una gran fogata, bailamos al ritmo de la samba y otros sonidos afrodescendientes, mientras yo mantenía mi mano diestra entre sus bragas. Bailamos y lo hicimos una y otra vez observados por el mar y la arena de esa exquisita playa.

Me quedó, poder acompañarle hasta su casa y fundirnos en un gran beso de despedida que igual nos dimos en la playa y hasta que la acompañe a su taxi. Placer de conocerte " Sury".


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