Otra vez me envuelve ese hedor a podredumbre, a carne descompuesta, a muerte viva.
Desesperado he buscado su origen sin obtener ningún éxito. Nada… nadie… solo yo lo percibo.
Las tinieblas envuelven mi memoria cubriendo la huella impalpable de verdades sin comprender ¿Quién soy? ¿Qué fui? ¿Qué sucedió?
El silencio atronador responde haciéndome nada ante mi clamor; gotas de sudor resbalan por mi rostro enjuto y mi mirada perdida, solo un vago pensamiento atraviesa mi memoria pero alcanza a escapar cuando quiero retenerlo.
-Ven
Alguien, algo llama a mi cuerpo a moverse como autómata.
-Ven
Un escalofrío recorre mi piel al volverle a escuchar más nada detiene mis pasos; un extraño impulso me lleva a encararme a la amplia losa, apagar la vela y yacer dentro de la caja desocupada nuevamente.
Malu Ramírez
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