Amor sin fronteras. Breve relato desde la nostalgia.

      El agua del río corría entre las montañas cual metáfora de la vida misma. Los colores del otoño nipón pintaban los árboles de marrón y rojo mientras la brisa fresca que acariciaba nuestros rostros nos hacía sentirnos parte de todo aquello.

- Tu país es muy bello. - dije con asombro a la chica que caminaba conmigo.

     Mi amiga sonrió y cerró los ojos como si tratase de atrapar mejor el sonido del río y el susurro del viento al pasar entre las ramas, como si intentase percibir el olor de la tierra y el tacto de la naturaleza, temerosa, quizás, de que la vista le impidiese disfrutar del resto de los sentidos.

    Ella era un haiku, un breve poema japonés capaz de pintar la naturaleza con palabras. Yo, por el contrario, alimentaba mi imaginación sólo con mirarla. El lugar era más hermoso porque ella estaba allí. 

      Cuando contemplaba esa cara de delicados rasgos asiáticos, cuando seguía cada movimiento de su cuerpo,me preguntaba como su mente, como su pensamiento escrito en misteriosos ideogramas percibiría el mundo a su alrededor. 

- Soy una mujer. - me dijo riendo.

- Perdón. - dije reaccionando tarde.

- Todo es más sencillo que eso que piensas. - comentó acercándose a mí y tomando mi mano en la suya.

Sonreí feliz.

Nota: Escribo desde la nostalgia y con la esperanza de que muy pronto recuperemos la libertad, dejando atrás este mal sueño que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a tantas personas en todo el Mundo.