Tengo esa sensación de estar atrapada en un pozo infinito, lleno de oscuridad, de monstruos rodeándome, gritándome “hazlo”.
Estoy atrapada aquí sin poder ver ni el cielo azul ni las estrellas, sin poder ver una cuerda por la que trepar y salir de ahí. Solamente veo oscuridad, negro, rayos, tristeza que cada vez se mete más a dentro de mi ser, estoy luchando para no dejar entrarla, pero me estoy cansando de hacer barreras y barreras.
Ese pozo cilíndrico, puede que de 7,8 hasta 9 metros de altura y cada vez va sumando más metro de profundidad. Se me está olvidando hasta mi rostro, esos ojos marrones verde que brillaban a conjunto con esa sonrisa llena de felicidad que contagiaba a todo el mundo, mis pecas que decoraban mi piel suave, mi nariz perfectamente a medida para mí, mis cejas negras que hacían que mis ojos se vieran tan perfectos como todo mi rostro, ese rostro que ya no puedo volver a ver, ese rostro que ya no vive en mí, que se me ha acabado eliminando de mi memoria.
Siempre he soñado que vendría alguien con una cuerda, escalera o lo que fuera para sacarme de aquí, pero solo pasaba gente, se paraba, hablaban, se desahogaban y se iban, y yo ahí, escuchando y intentando gritar para que me escucharan como yo hacía con ellos, pero era como si me pusieran en silencio, nadie me quería oír.
Aquí sigo, en este pozo, el cual van a tapar y tapar con arena conmigo dentro y yo dejando que lo hagan. La gente andaría por encima y no sabrían la existencia de ese pozo ni de quien estaba ahí dentro pidiendo ayuda y se acabó cansando y lo hizo, tiró la toalla.
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