Doce verdades del mundo
Por Juglar.
Enviado el 29/04/2021, clasificado en Varios / otros
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¿Cómo nos dimos cuenta? Fue allá, en dónde Úrsula. Andaba al acecho.
La propia Úrsula la encontró rondando por la noche fuera de su casa, justo cuándo iba a tirar el agua con la que había bañado a su recién nacido.
No la tires –le dijo ella-, esa agua es buena para las rosas. Regálamela.
Y Úrsula aceptó. Le dio el agua todos los días durante mucho tiempo, sin aceptar el pago de dos pesos plata que ella le ofrecía.
Y todo iba bien, hasta que la abuela de Úrsula salió a espantar los alacranes y la encontró bañándose con el agua del niño, a media noche y con luna llena. La abuela la enfrentó y ella no pudo negarlo, se vistió a medias y empezó a huir. Nos despertaron los gritos.
Se internó en el bosque negro. Recuerdo todo. Corría entre la maleza afilada… se escuchaban sus rodillas rompiendo los carrizos, su jadeo acelerado. Tenía miedo. Era poderosa, pero tenía miedo.
Iba en dirección al río, no sabía que allá también la estaban esperando. Se vio acorralada y se convirtió en una bola de fuego, así, frente a todos, sin pudor de espíritu.
Se iba elevando, pero vino Aurelio, empezó a rezar las doce verdades del mundo mientras enredaba su rosario, cómo intentando amarrar algo en el aire. Y lo logró.
Vimos caer la bola de fuego al agua y apagarse inmediatamente. Al otro día el río ya no existía, solo quedó esta pestilencia inacabable.
Nota: Este texto, además de "Buganvilias muertas" y "Asunción", son algunos relatos que forman parte de una pequeña serie de textos adicionales. La serie es nombrada "De brujas y otros desamores".
Gracias por leer.
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