Nunca sentí culpa. Tú me esperabas ansioso una noche de diciembre mientras yo te decía que iba en camino, pero era mentira. Estaba con alguien más, y no me sentí mal por no decir la verdad. Quizás tú pensabas en cómo me recibirías, si con un beso o un abrazo; en tanto mis labios danzaban con los que alguien más y no se me secaron por la culpa pues nunca la sentí.
Y sí, llegué y te abracé, pero ya tenía impregnado el perfume de alguien más.
Mientras más sumiso me fuiste, más creció mi bella mentira.
No me importó besarte después de haberlo besado a él, no me importó verte a los ojos y decirte que te amaba porque, ciertamente, sí te amaba; pero mi corazón no sólo latía por ti.
De lo único que me arrepiento es de haberlo dejado ir a él.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales