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La hermosa dama vestía de negro.Sinuosa se acercó al confesionario arrodillandose.
Su confesor un joven sacerdote rubio y bien parecido fingía orar.
Avemaría Purísima dijo inclinándose a la ventanilla.
"Perdoneme padre porque he pecado masturbándome noche a noche."
Con un rictus de goce el Cura dijo: es materia muy grave solo en mi recámara podría hacerle un exorcismo contra el demonio de la lujuria.
Ella súbitamente rompe el ritual de la conversación y contesta: es mejor la lengua que el dedo lleveme con usted donde sea.
El religioso se pone de pie la toma en brazos con burgués ademán y la lleva al sillón de la sacristía.
Lo que allí sucedió naturalmente es "secreto de confesión".
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