¿Tiene caso seguir contando nuestra historia de desamor? Todo el mundo sabe mi versión y lo mucho que me dolió decirte adiós, pocos saben la manera en que inició todo. Y hablo de días más lejanos que aquella noche del 17 de junio en el 2018. Me refiero a nuestras primeras conversaciones profundas, a nuestros torpes primeros abrazos, las miradas de complicidad, las noches tirados en la banqueta viendo las estrellas, las tardes escuchando música que nos era nueva, las caricias aparentemente inocentes, nuestros mensajes a media noche, nuestro primer beso forzado y a voluntad, ¡Son tantas cosas! Pero a la gente no le emociona leer como nació un amor, no les interesa saber cómo surgió nuestra historia; en cambio disfrutan leer del dolor que viví a raíz de nuestro adiós.
Lo cierto es que sí debería escribir más sobre nuestro desenfrenado amor y los bellos momentos, sin embargo, muy en mi egoísmo, quiero guardármelos para mí sola. Que nadie más sepa lo mucho que te amé, lo feliz que me hiciste, lo mucho que me entregué o cuanto me diste tú a mí.
Te lo he dicho en otros relatos (que seguramente has leído), donde quiera que estés, siendo consciente de que estás en otros brazos y yo también, quiero hacerte saber que te llevaré conmigo toda la eternidad. Ya no como nos la prometimos, ya no como nos la imaginamos hace años, sino, muy a mi peculiar modo que ya conoces.
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