La antigua casona bullía de vida
Los niños correteando por patios y habitaciones .
Las tías y la abuela mater no dejaban de cocinanar y tejer para el invierno.
El hoy el ayer y el mañana parecían entrelazados.
Un solitario niño separado del grupo de introduce en las piezas baldías.
Objetos de cientos de años atesorados por la obscuridad yacían. en mesones con orden aparente.
La poca luz dimanaba de una ventana inverosímil en la esquina superior derecha de la segunda pieza
Sin darse cuenta el pillastre de seis años levito hasta cruzar la ventanilla. Al otro lado otro mundo posible.
Un jardín de ensueño en la infancia de sus tías y mammas que jugaban a la ronda en un tiempo detenido por una música inefable.
Paso horas de infinita dicha.
Pero de pronto descubre que está dormido. Pasa por una muralla de rejas de madera en la mitad y despierta sobresaltado.
Estan barriendo la plaza de enfrente.
Pero una normalidad divina lo embarga y se vuelve a dormir.
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