Me mostraste cosas que nadie más habría sido capaz de enseñarme. Llenaste el vacío inexplicable que me ha perseguido toda la vida, no tuviste reparo en demostrar lo mucho que me amabas.
Éramos el tipo de amantes que no podían estar lejos el uno del otro, hoy hasta parece que agradecemos la distancia que nos separa. Tienes que aceptar, amor mío, que ya no me amas como antes; que mis defectos comienzan a serte insoportables y que tu interés por mantener vivo esto, es sólo por el miedo que tienes a sentirte solo.
Sin embargo, algo me dice que así es como el amor evoluciona y que debemos luchar por esto. No puedo librar esta batalla sola, con el peso de tu indiferencia y el miedo al conflicto.
Si la vida quiere hacernos más fuertes provocando antes que nos desgraciemos mutuamente, entonces no quiero pasar por ahí.
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