EL HÉROE (PARTE 1)
Por Janny
Enviado el 13/07/2013, clasificado en Infantiles / Juveniles
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Había una vez en un pueblo lejano llamado Villa Luna, rodeado de grandes y frías montañas, cubierto por un fuerte de grandes pinos robustos. En este alejado pueblo vive un viejo leñador llamado Jacinto, es un señor malhumorado y rezongón, con vestimenta poco holgada y de color obscura, su cabello teñido de blanco y su rostro lleno de arrugas. Él vive con su pequeño nieto llamado Juan, un niño de 10 años, huérfano (sus padres murieron en un accidente automovilístico en la carretera), su carácter es tímido y poco amigable, su vestimenta es deprimente y poco colorida, no tiene amigos, a pesar de ir a la escuela del pueblo. Sus vidas estaban llenas de un silencio sobrenatural, nadie los visitaba, excepto cuando requerían de los servicios de leñador, el viejo Jacinto salía a vender leña todos los días durante el invierno y Juan lo acompañaba cuando regresaba de la escuela, pero en los fines de semana lo acompañaba todo el día.
Una mañana Juan prefirió quedarse a dormir hasta mas tarde en casa, argumentando que tenia mucha tarea, que la mañana estaba muy fría y el camino era poco seguro para viajar con peso extra en la vieja carreta, así que el viejo Jacinto acepto la idea de su nieto y se fue. Juan se quedo en casa y durmió hasta las ocho de la mañana, preparo la chimenea y un poco de chocolate caliente para desayunar. Después fue al patio trasero a acarrear mas leña a la casa. Luego realizo las tareas correspondientes: recoger la cabaña, recoger las ramas o trozos de madera desechados de la venta, darle de comer a las vacas y terminar su tarea escolar.......................
Después de ver un rato la televisión, Juan salió rumbo al pueblo en su bicicleta, él quería comprar una revista de súper héroes, sin que su abuelo se diera cuenta, ya que a él le molestaba que los niños tuvieran imaginación y no permitía que Juan se relacionara con otros niños, su abuelo era demasiado estricto en ese aspecto, así que Juan siempre se escapaba, obviamente solo cuando podía o cuando su abuelo tomaba la siesta de la tarde, su niñez era difícil de vivir, nunca jugaba o hablaba con nadie, era un niño triste y lleno de ilusiones.
El pequeño niño se cubría la cara con una gorra negra para que nadie lo reconociera, recorrió el centro del pueblo y logro llegar al puesto de periódicos a comprar su historieta favorita. El pequeño pago la historieta con sus ahorros y se marcho al parque, todo el tiempo el pequeño se sentaba en la banca mas alejada y oculta del parque, siempre cargaba en sus bolsillos semillas para alimentar a las aves que se acercaban durante su lectura. Esta costumbre fue adquirida desde que sus padres murieron, no había un fin de semana que no se escapara de su abuelo, para disfrutar de mundos paralelos.
Antes de que su abuelo partiera del pueblo para ir a comer, el pequeño se apresuraba a terminar de leer su historieta y a marcharse del pueblo, el niño pedaleaba su bicicleta tan rápido como sus piernas le permitían, sin embargo, era cansado y llegaba siempre ruborizado por el roce del rocío fresco de la temporada, su nariz parecía una cereza, su cuerpo se congelaba y su corazón palpitaba a mil por hora.
El viejo Jacinto regresaba a casa fatigado y desgastado por el viaje y la carga de leña, así que se propone a tomar la anhelada siesta de la tarde, mientras Juan se dispone a soltar las mulas que mueven la carreta. Cuando el viejo cierra sus ojos el niño sale a pasear por el bosque, sin preocuparse por el anciano malhumorado. La mente del niño divagaba, y se alejaba de su cabaña, mientras caminaba, su imaginación empezó a crecer y a darle forma a un mundo paralelo al de su realidad-
Los inmensos arboles se tornaron blancos y suaves, la fría brisa se convirtió en un cálido y fresco rocío, el bosque se convirtió en una enorme ciudad industrializada, los animales se convirtieron en personas indefensas y el niño se transformo en un hombre fuerte: un súper héroe.
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