La hamburguesa, ¿la quiere con o sin queso?
Un brillante y cálido sol naranja de verano se dejaba caer hermosa y silenciosamente sobre la solera de la ventanilla. Me impresionaba la nitidez con que las imágenes de la Naturaleza me llegaban del mundo exterior.
Aquella calidez estacional siempre me devolvía el optimismo y las buenas vibras. ¿Qué podía salir mal en un día así de esplendido?
De pronto, un hombre gordo, con el cuello, la frente y las mejillas enrojecidos, vestido con unos pantaloncillos cortos de estilo militar y una camiseta colorida que se pavoneaba al vaivén de la brisa vespertina, orlado por una gorra de beisbolista que sostenía unos lentes de esquiador, abrió la puerta del establecimiento y se acercó a la caja.
Pidió una Big Mac doble con refresco extra gigante. Tomé el pedido y le pregunté con dócil serenidad:
-¿La hamburguesa la quiere con o sin queso?
El sujeto arrugó el rostro mientras parpadeaba con un halo de insolencia:
-Verás -dijo viéndome fijamente a los ojos (y después a los labios), con una pedantería y superioridad que sonsacaba hasta al más sereno de los pacientes-: cerca de 108,200 millones de personas han nacido en algún momento de la historia del mundo.
Me quedé pasmado. A qué venían estos comentarios cuando estábamos entablados en una de las conversaciones más serias de mi vida, mi trabajo.
Por desgracia, y por el tipo de faena, conocía muy bien a estos sujetos desde siempre. No están locos. Se hacen los locos, adrede.
Infaliblemente se les puede identificar cuando sacan a luz su "chovinismo", del tipo "América -inserte aquí el nombre del país cualquiera- First!", aunque no duden en defraudar el fisco o infringir las leyes de su "sagrada y amada nación"; ah, y de explotar sin misericordia a los inmigrantes ilegales. Son célebres por hacer valer su superioridad racial, que justifican con teorías conspirativas que extraen de supuestos "estudios científicos de tal o por cual 'eminencia'" (que no son más que sujetos de dudosa formación intelectual y científica, y de los que penden incluso acusaciones criminales). Sobre todo, son especialmente destacables por su agudo sentido social de aglutinarse en manadas, "la borregada", como le llaman, donde dan rienda suelta a sus más bajos instintos.
Éste era uno de esos. Y traía a colación el tema solo para enfadarme, para hacerme ver que con su poder racial y adquisitivo era todopoderoso, incluso un genio estadístico; también para hacerme ver que por mi color cobrizo me tenía bien ganado el puesto en esta vida.
Lógico es -hijo de tigre sale rayado- que yo siempre acabe por cobrármelas bien.
-¿Y? -le respondí sin agitar un tan solo músculo de mi rostro-. ¿Con o sin…?
-Bueno -me interrumpió con una naturalidad muy artificial, riendo estúpidamente-, si cerca de 7,700 millones de ellos están vivos actualmente…
Sacó una calculadora de la mochila que cargaba atrás de la espalda y, ante mi estupefacción, con la lentitud de un caracol, comenzó a hacer los cálculos.
-Según mis cuentas -dijo con gran parsimonia-, si divido 7,700 millones entre 108,200 millones, obtengo…, veamos…, muy bien…, ahora por cien, es igual a un ¡7%!
-7%, ¿eh? -repetí, harto de lo ilógico de la situación. Me ajusté la gorra. Mucha gente esperaba con impaciencia.
-¿No es acaso acojonante el dato?
-No -le contesté a secas-. Se escucha bien nerd.
El sujeto no podía contenerse más. Finalmente estaba llegando al verdadero punto que quería llegar desde el principio:
-¿Sabías que Fidel Castro siendo joven recibía dinero de su padre para comprar los libros biográficos de dictadores como Mussolini, Hitler, Napoleón y autores rusos o alemanes que escribían sobre el control de las masas populares?
Claro, claro. Fue entonces cuando decidí emprenderla a sarcasmos, más que todo por su cursilería y clichés bastante cansinos. ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra?
Bostezando, ladeando la vista, le contesté:
-¿Sabías que Trump, quien tenía en su mesita de noche una copia del Mein Kampf, heredada de su padre, se hizo multimillonario encorvándole la espalda a los indocumentados y a los negros?
El sujeto se echó para atras y giró la cabeza para ver hacia los lados, varias veces. Enseguida gritó como un loco desesperado:
-¡Pero qué herejías dices, coño! Si el hombre es un santo, va a la iglesia todos los domingos y nunca ha faltado a la verdad.
-Claro, the Big Lie and the Insurrection -dije en un inglés masticado para atrofiarle el apetito.
-¡Calla, calla, zopenco!
Estaba colorado de la ira. Beatíficamente, era el momento de reventarlo.
-En fin, ¿la hamburguesa, la quiere con o sin queso?
El hombre se volvió para observarme con más detenimiento. Me tienes, parecía decir aupado por la más galana pedantería. Pero si Dios conmigo, quién contra mí. Echándose unas grandes carcajadas y señalándome con el dedo, me atacó con un tópico bastante previsible:
-Ah, entiendo. Eres un negro comunista y populista. ¿Por qué no aceptas la gran verdad de que el capitalismo te quita el hambre? Mírate, ahora me sirves la comida y con ello salvas tu vida.
El brutal señalamiento no es que me ofendía, pero había que darle una tunda a este bravucón, así que decidí rebatirlo por placer, para que él se autoinmolara.
-Comunista sí, populista no. Comunistas Marx y Lenin, que empeñaron toda su vida en crear teorías económicas serias y científicas y murieron en ello, con la pluma y la ciencia en la mano; populistas Trump, Bolsonaro y su aprendiz española, la Ayuso, que no han creado nada, más que repetir la formula sacada del manual fascista: el de tergiversar las palabras “libertad, libertad”.
"Son sujetos ambiciosos y avaros que viven del sudor del prójimo y suelen, por conveniencia, disfrazarse con el ropaje de ovejas religiosas; se hacen las "vístimas", cuestionan los problemas del país que ellos y su clase han creado y llegan al ignaro pueblo con una “solución mágica” que supuestamente los salvará.
"Una farsa. Y ni así logran hacer nada; como no saben cómo hacerlo, empiezan a buscar chivos expiatorios, "qué China, qué Cuba, qué los ilegales, qué las vacunas, qué los microchips satánicos, qué el 5G, blah, blah..."
"Demagogia barata para asesinar a sus propios pueblos. Con tal de lograr sus objetivos, no les importa si los suyos viven o mueren. Son ellos y nadie más.
"Aparte el capitalismo no es la gran panacea. Se puede decir con propiedad -y no hay nadie en este Mundo que pueda rebatirmelo- que en América sólo existen 2 países que puedan llamarse 'ricos', a pesar de ser un continente grandísimo que cuenta con 35 países reconocidos: Estados Unidos y Canadá. El resto vive oprimido y chupando de los jugos seminales que algún yanki se digne a excretar, malviviendo en la vil miseria, comiendo mierda, balas y corrupción todos los días.
"Si el capitalismo en realidad fuera la gran solución, América tendría 33 países ricos y 2 pobres...
"¿Con queso o sin quesito?"
El tipo me quedó viendo con esa mirada que solo la he visto en la cara mortecina de Mariano Rajoy, o de la de Trump, cuando son pescados mintiendo con descaro en vivo y a todo color.
-Dámela con queso -me respondió serio y, murmurando entre dientes, añadió-. Maldito seas, mesero del demonio.
-Aquí tiene -le dije.
-Ahora hazme el favor de llamar a tu jefe.
-Como guste -le dije-. Solo espero que el sabor del cheddar no esté muy agrio. Y como dato divertido –añadí riéndome-: ¿Sabía usted que cualquier persona podía asistir a las fiestas públicas que el presidente Andrew Jackson celebraba en la Casa Blanca? ¡Y todo Washington iba! En la última fiesta, se comieron en dos horas una rueda de queso que pesaba 1.400 libras. La Casa Blanca olió a queso cheddar durante semanas.
Fuck off, nigger!!!
Un final indigno para mí oponente. Pero no dejaba de asombrarme que aquel sol naranja seguía abrillantándolo todo. Por mi parte, permanecía apreciándolo, pedido a pedido, mientras servía hamburguesas, con la firme creencia de que nada perturbaría la belleza que a mis ojos llegaba ese día luminoso.
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