Pamela me da su virginidad

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Hola hoy les voy a contar algo que me pasó. Cómo le quité su virginidad a una compañera de trabajo.

Pamela una joven de 22 años, 1.65 de estatura, tenía cabello negro, piel blanca unos pechos medianos, y un culo grande, cara bonita. Era un bocado de mujer. Yo tenía 31 años, 1.73 de estatura, moreno.

Notaba sus miradas cuando se acercaba al a barra, me veía de una forma pícara. Un día que no había mucha gente en el bar estuvimos conversando de varias cosas, entre ellas me dijo que no tenía novio.

- cualquier hombre se moriría por ti.

- ¿tú crees?

- por supuesto, eres muy atractiva.

Sus mejillas se pusieron rojas, rio tímidamente.

- ¿tú tienes novia? - me preguntó.

- tenía hace unos meses, terminé mi relación con mi pareja.

Ella se sorprendió.

Así pasaron los días, cada vez que podía iba a mi lugar a platicar, se sentía a gusto conmigo y yo con ella. Afortunadamente nuestro día de descanso eran los mismos y la invité a comer a mi casa. Ella con una gran sonrisa aceptó y me dio un beso cerca de la comisura de los labios.

Llegó puntual. Cuando abrí la puerta me quedé impresionado. Ella traía un pantalón de mezclilla muy ajustado, resaltando su hermoso trasero, una blusa blanca y unas zapatillas. Era una mujer muy hermosa, su pelo recogido en una cola. Cuando se acercó a mí me dio un beso en la mejilla. Yo la abracé por su cintura y pude oler su perfume… mmm… olía muy rico. La invité a pasar, ya estaba todo listo. Comimos y bebimos unas cervezas, yo por momentos me quedaba viendo su linda sonrisa. Pasamos a la sala y nos sentamos en el mismo sillón grande. Puse una música, ella se acercó y me dio un beso en los labios, yo le correspondí y empezamos a besarnos.

Nuestras lenguas se fundían en una sola, la acerque a mí, besé su cuello, sus oídos, ella hacía lo mismo, su respiración era más agitada. Bajé una mano a sus pechos, los apreté, los sobé, metí una mano bajo su blusa, sintiendo su piel suave. Ella me apartó un poco y tomando aire me dijo:

- nunca he estado con alguien…

Yo me quedé estático, pero sus palabras me excitaron más.

- no hay problema, si tú quieres paramos.

- quiero que tú me quites la virginidad, quiero ser tuya hazme el amor – dijo dándome un beso.

Continuamos besándonos con pasión. Yo le besaba todo el cuello, sus oídos, le metía mi lengua en su boca y ella de igual manera me besaba.

La cogí en peso y la llevé a mí recámara, la recosté y le quité su pantalón, su blusa. Traía una tanga blanca y un brasier del mismo color, el cual cayó al piso dejando ver sus hermosos pechos, unas aureolas cafés y unos pezones paraditos de la excitación. Le besé cada centímetro de su piel, recorrí todo su cuerpo con mi lengua. Ella lanzaba pequeños gemidos, le besé la espalda, sus piernas, con mis manos le masajeaba sus pechos, le besé su abdomen y subí  a sus pechos mordiéndolos suavemente, los chupaba, se los mamé bien rico. Ella seguía gimiendo, me quitó la camisa, el pantalón y me besó la verga por encima del bóxer. Metió una mano y lo sacó, lo besó todo, con su lengua lo recorrió desde el glande hasta los huevos, se lo metió a su boca y me dio una mamada riquísima. Lo metía y sacaba de su boca, lo escupía y nuevamente se lo metía… ¡que delicia!

- voy a venirme.

Al escuchar eso aceleró más sus mamadas sin querer sacarlo Glu, Glu, Glu, no pude más y terminé en su boca. Ella sintió la descarga y tragó lo que más pudo de mi semen, estaba excitadísima.

- te toca – le dije.

Le quité su tanga que era lo único que llevaba puesto. Su panocha estaba húmeda, le pasé mi lengua en su entrepierna, por sus labios, a cariaba su vulva con mi lengua hasta llegar a su clítoris. Cuando le pase mi lengua dio un pequeño grito. Mi lengua se movía en todas direcciones, arriba, abajo, a los lados. Le metí un dedo, suavemente lo sacaba y metía

- ¿qué haces?, se siente rico… sigue así papi… cómeme mi panocha… se siente riquísimo, no pares…

Alzó su pelvis para que mi lengua entrase más. Yo chupaba y lambía su clítoris, frotaba sus pechos con una mano sin dejar de chupar. Así estuvimos como 10 minutos hasta que estalló en mi boca con un rico gemido y echando su cabeza atrás.

Yo estaba calientísimo de ver gestos de placer. Le di un beso el cual me pasó su lengua por todos mis labios, probando sus fluidos. Eso la excitó más. La acomodé, abrí sus piernas, le pasé mi verga por toda su panocha, se la froté en sus labios, su humedad hizo más fácil la penetración. Metí la punta de mi verga en sus labios vaginales, poco a poco, suavemente, fui introduciéndola, sentía como sus paredes daban paso a mi verga.  Ella gritó al sentir como entraba, le di un beso y acabé de meter toda mi verga en su vagina. Así me quedé un par de minutos y empecé a sacar y meter mi verga. Ella se mordía sus labios y me abrazaba.

- ¿quieres que pare? – le pregunté.

- no, no… sigue… cógeme rico papi.

Música para mis oídos. Empecé a sacar y meter mi verga lentamente. Ella me abrazo con sus piernas.

- métemela toda, quiero que me des duro, que me partas.

Le empecé a dar más duro. Ella se retorcía, sus gemidos eran más fuertes, mi verga entraba y salía, mis huevos chocaban con su pelvis.

- así, cógeme así papi, dame más… aah, ahhh… quiero esa rica verga… dame tu leche… así, no pares… que rico me coges… aah, aaah, aah…

Yo chupaba sus pechos y la cogía al mismo tiempo. Ambos estábamos sudando. La acomodé poniéndola en cuatro. Con una mano baje su espalda hasta que estuvo toda empinada, le besé todas sus nalgas, pasaba mi lengua por su ano, se lo chupaba todo, metía mi lengua en él, le di un par de nalgadas y seguí comiéndole en culo, desde el ano hasta su vagina.

- ¿qué me haces?, se siente riquísimo.

Me paré un instante para ver ese culo tan grande y rico, era una imagen bien cachonda ver ese culo en cuatro. Agarré mi verga y se la metí, subí un pie a la cama y otro en el piso y así le empecé a taladrar ese culo. Ella apretaba tan rico mi verga, era un placer sentir sus pliegues abrazar mi verga. Le empecé a dar duro, cada vez más. Ella gemía como loca y eso me calentaba más.

- así, dámela toda, que rico me coges… sigue así, dámela toda papi… quiero que me llenes toda de leche… más… más…

Así estuvimos como 10 minutos.

- me voy a venir, mami.

Ella tensó su cuerpo y tubo otro orgasmo mientras gemía. ¡Qué rico sentir como mi verga se llenaba de sus fluidos! Yo ya estaba a punto de venirme y lo hice. Disparos de leche inundaron su panocha y escurrieron por sus piernas. Caí encima de ella, besando su espalda. Ella me jalo y me dio un beso en los labios. Nos abrazamos y nos quedamos recostados un rato.

Así es como Pamela me entregó su virginidad. Espero les haya gustado.


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