Me sabes a café... (1)

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Sus ojos me atraen.
Se cruzan nuestras miradas. 
Nos separan cuatro o cinco metros, yo no dejo de darle vueltas a mi café.
Muerde su croissant de chocolate, mirándome pasa su lengua por la comisura de sus labios recogiendo ese rico chocolate que queda en su deliciosa boca.

 

Se que me mira, lo lleva haciendo varios días, siempre a la misma hora y en la misma mesa, que casualidad que siempre se siente en esa mesa… llevo años tomando café aquí, nunca lo vi... puede que se siente allí para poder tener esos cinco metros de distancia y así poder observarme bien.... 
¡y si! ¡lo hace!
¡y si! ¡lo sé! -pienso mientras retiro con mi lengua traviesa el chocolate que quedó en mis labios sin por supuesto levantar la mirada del libro que estoy ojeando, disimulo, y él lo sabe...

 

El hecho de que en ese instante en que relame sus labios no levante la vista de ese libro, provoca que mire ese escote que revela un sensual canalillo, miro su blusa blanca en la que percibo un sostén también blanco, la semitransparencia hace que mi mente imagine esa delicada tela de encaje recogiendo sus pechos...

 

¿Seguirá mirándome?. Levanto la vista y encuentro sus ojos, son de un color marrón claro, intensos, descanso un segundo en su mirada… sonríe con ella ...me distrae y agarro uno de mis mechones enrollándolo en mi dedo, nerviosa me refugio en mi libro... sonrío...

 

Ese fugaz encuentro con sus ojos color miel en el que por unos segundos mantenemos la mirada me confirma que puede haber algo de interés por su parte. Solo aguanta mirándome poco tiempo, pero aprecio como sus labios se moldean en una delicada y sensual sonrisa. Se sumerge de nuevo en su lectura, pero intuyo que no es del todo así, pienso que ahora su libro ya solo es una excusa para desviar la mirada. Me gusta el gesto en el que juega con su melena. Y más aún, el que descruce sus piernas dejando ver algo más de ellas, intuyendo donde acaban sus medias...a medio muslo. No sé si habrá sido casual, pero descubrir esa blonda sobre su muslo ha hecho que mi cuerpo reaccione.

 

Me gusta cómo me mira… sé que lo hace… y mi libro es ya solo la excusa para parecer distraída.... aunque la forma en que muevo mis piernas dejando ver mis muslos hace fija su mirada... (lo cierto es que hoy elegí ese vestido que tanto me gusta y con el que me siento atractiva... ¿será porque sabía que el vendría a tomar su ya habitual café?) estoy realmente nerviosa noto su mirada...como aprieta mis muslos con sus ojos...y eso me gusta...enciendo un cigarro y clavo mi mirada en él...no voy a disimular más...cierro mi libro sobre la mesa coloco mi melena y fumo sin dejar de mirarlo. 

 

El hecho de sentir como sus ojos se fijan en mi examinándome con esa mirada a la vez cálida y provocadora me pone en cierto modo algo nervioso. Aguantamos las miradas. Ella aspirando y luego lanzando el humo de su cigarrillo de forma sugerente. Me fijo como sus labios aprisionan el cigarro succionándolo y mi imaginación empieza a volar de una forma inesperadamente lujuriosa. Mi subconsciente más caliente se apodera de mí. Mi interés por ella crece. La miro directamente a los ojos. Son preciosos. Su rostro enmarcado por esa melena castaña algo alborotada. Y su sonrisa entre calada y calada empieza a gustarme. Eso hace que me haga sonreír también. Intuyo que ahora sí que hay una atracción entre ambos. Cierto interés. Y eso me gusta. Es verdaderamente atractiva...

 

Me mira, ¡ahora sí! ...con toda la intención... que estará pensando… esa boca entreabierta indica que es algo que me gusta...y si me gusta!! Mi mente empieza a alborotarse, mis muslos reclaman presión no puedo evitar morder mi labio y observar sus manos... como las mueve es algo en lo que me fijo mucho en un hombre y los antebrazos eso si me gusta pero demasiada ropa impide que pueda divisarlos, así que dejare que mi imaginación les ponga forma...lo cierto que es atractivo algo misterioso me llama la atención, su mirada me provoca, necesito saber más de él...pero he de irme y esperar a mañana y ver si acude a su café... he de salir, pasar junto a su mesa o dar toda la vuelta...pero no!!...quiero pasearme frente a él vacilante, quiero ver su reacción...

 

Justo cuando ya preparo las monedas para pagar veo que se levanta y ahora sí que no pierdo detalle de como es. Ese vestido ajustado que marca esas curvas insinuantes me atrae. Y verla subida sobre esos taconazos de vértigo me pone un montón. Sus piernas me gustan. Es sexy. Es más, pienso que muy muy atractiva. Unas bonitas caderas y un pecho que intuyo que ha de ser una delicia acariciarlo. ¿Por qué pienso en eso ahora? -Joder! si aún no le conozco y ya me atrae de una manera tremenda. La veo contonearse y acercarse. No sé si se me estará quedando cara de bobo, pero no puedo dejar de observarla. Es como si viniera hacía mi a cámara lenta... 

 

Me está devorando con la mirada, puedo sentir como sus ojos recorren mi piel, ¡me gusta! mi cuerpo reacciona regalándole mis mejores contoneos, no puedo evitar mirarlo firme...sus pupilas conectan despertando mi deseo y como no, mis armas de seducción ya casi olvidadas. Me ha hecho sentirme deseada de nuevo... como antes, pero ahora pasados los cuarenta es más placentero si cabe, con más madurez estas cosas saben mejor ...como un solo corto y sin azúcar...intenso y suave al mismo tiempo...
Como una gata en celo salgo de la cafetería no sin antes darle la espalda, como no, mi culo también quiere su espectáculo particular. De hecho, sin verlo noto como lo mira...vacilo al andar, ultimo mi mejor arma…
mañana...  nuestro café a cinco metros intuyo será diferente a estos días atrás.

 

La veo acercarse sin dejar de recorrer su figura con mis ojos, desde sus tobillos hasta sus ojos. Realmente ¡esta buena! - pienso para mis adentro. Ya sentada había provocado mi interés. Su sonrisa y su mirada. Esos ojos pardos. Pero ahora al verle así, casi exhibiéndose ante mi como si fuera por una pasarela ha despertado en mi ese hormigueo interno llamado excitación. Hasta me molesta la dichosa corbata del calor que me está entrando. Mas que excitación. Sin proponérmelo lo que despierta en mi es deseo. Esa melena rizada hasta media espalda y lo que veo a continuación... ¡Dios! ¡Qué culo! No puedo evitarlo. Me encanta ver como esas nalgas se mueven. El hormigueo interno de mi cuerpo se prolonga hasta mi entrepierna provocándome una pulsación ahí, justo ahí. ¡Joder! ¿Cuánto tiempo hacía que una mujer no me provocaba de esta manera? Se que estoy cayendo en su juego de seducción. Pero me gusta. Juraría que lo ha hecho a propósito. Pasearse así de esa forma lenta y acentuando el movimiento de sus caderas que luego al rebasarme se acentúa en destacar el movimiento de sus sugerentes nalgas.

(continúa...)


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