Lily con sus veintiocho años, se sentía sola, su jefe Mark de casi cincuenta años le hablaba, ella lo oía, pero pensaba en el verano, él dijo -saldríamos mañana y estaríamos fuera unas dos semanas, eso fue lo único que entendió y sin pensarlo ella contestó –Sí.
Su jefe llegó temprano, ella andaba en bata, le sirvió un café y se fue a vestir, desde la sala él podía ver su reflejo en el espejo, sus pechos perfectos, grandes y firmes, eran hermosos; tenían años de conocerse y era la primera vez que la veía así.
Llegaron a una hermosa cabaña, por lo que platicaron en el camino supo que él tenía que preparan unos documentos, no le importaba trabajar mientras estuviera cerca de él, tenía casi diez años a su servicio y en un principio ella soñaba con conquistarlo.
Esa tarde conversaron, Mark se dio cuenta de que le gustaba su compañía, nunca había pensado en eso, sería tiempo de tener una pareja, esa pregunta quedó en su mente, al igual que la imagen de sus pechos.
Los siguientes días trabajaron mucho, pero para tenerla cerca, además necesitaba quitarse la imagen de su cuerpo, pero era imposible, la vio muy seria y le propuso descansar, Lily sonrió, él se perdió en sus ojos negros y reconoció que le gustaba.
Te propongo algo dijo Mark, ¿rio o caballos? Lily contestó en automático los dos, él sonrió, se dirigieron al establo, él la dejó que escogiera un caballo, montaron y salieron, se sorprendió ver que montaba muy bien, verla con las piernas abiertas hizo que su imaginación volara, ella se percató que él la veía y decidió usar eso a su favor.
Lily se veía contenta y él se dio cuenta que la deseaba, al llegar al río, Mark le propuso descansar, el agua transparente invitaba a meterse, ella decidió jugar sus cartas de una vez y preguntó, ¿se puede nadar? Él sorprendido contestó claro y ella empezó a desvestirse.
Mientras lo hacía dijo- somos adultos, no me molesta que me vean, él sin saber que contestar dijo- tienes razón, y la observó quitarse la ropa, al estar desnuda entró al agua, cerró los ojos y se dejó llevar por la tranquilidad del agua.
Mark estaba sorprendido de verla desnuda, esa para él era una invitación a seguirla, el punto era que él se estaba excitando y su pene lo demostraba, se sentía adolescente, no sabía qué hacer, se dejó llevar por el momento y se desvistió para entrar al agua.
Se acercó a Lily que estaba viéndolo y le sonrió, él la tomó de la mano, la acercó a una enorme roca, la giró y le susurró recuéstate, quedó boca abajo y él empezó a masajear su espalda, ella no podía hablar, se imaginaba sus manos y la sensación de estas en su espalda la excitaban, decidió no hacer nada, no quería interrumpir el momento.
Para Mark era inminente que la eyaculación vendría en cualquier momento, el masaje lo bajo a la cintura y rozaba sus glúteos, ella abrió sus piernas, más por instinto que por voluntad, masajeaba sus caderas y las piernas se abrieron aún más, eso definitivamente era una invitación, siguió el masaje pero con una mano, para usar la otra en la entrepierna, jugó con sus labios y encontró su clítoris, lo tomó con dos dedos y lo frotó, sintió que ella estaba excitada, puso su mano sobre su cintura para que no se moviera mientras introducía un dedo en ella, sintió que le gustó y lo sacó para introducir su pene.
Ella seguía en la misma posición, con los ojos cerrados y esperando lo que haría él, ella quería disfrutar, él ya adentro empezó a moverse rítmicamente ella recibía con placer cada movimiento, cuando él ya no pudo contenerse más la tomó por la cintura, la levantó y tomó sus pechos con ambas manos, la atrajo hacia él, le susurró al oído -eres hermosa y explotó.
Se salió y la dejó recostada sobre la roca, él sobre ella, le acariciaba la espalda y los glúteos, intentaba hablar, pero las palabras no salían, Lily lo deseaba y sucedió, pero ahora no sabía cómo actuar, ni que decir, él no quería despegarse, ahora entendía lo que tantas veces le decían los amigos, que en el acto sexual podías sentirte muy cerca del ser amado.
Lily no quería romper el momento, después de un rato Mark, sin decir nada, la levantó, la giró y la abrazó, para tenerla entre los brazos y sentir su cuerpo, era algo muy especial, para ella era como un sueño y para él una realidad que no conocía.
Vamos le dijo tenemos que irnos, el regreso fue en silencio, ninguno de los dos hablaba, al llegar ella se fue directo a su cuarto, él la siguió y entró quería hablar, ella no quiero hablar y Mark sólo dijo -yo quiero verte- tú dijiste somos adultos y Lily se desvistió para él, el juego se le salía de las manos, pero pensaba disfrutarlo.
Ella se metió a bañar y él la siguió, se desvistió y entró a la regadera con ella, la enjabonó y ella lo permitió, mientras ella se enjuagaba él se bañó rápidamente, no quería separarse de ella, la rodeo con una toalla y la llevó a la cama, se recostaron juntos y disfrutaron el momento.
La besó y notó que se relajaba, le susurró déjame quererte, la fue besando, el cuello, los pechos, el abdomen y llegó a donde quería llegar, con una mano separó sus piernas y le buscó el clítoris, pero no lo tomó con sus dedos, uso su lengua y jugó con el, estaba muy excitado y su peno no lo ocultaba, se separó para montarla, ella no lo esperaba y abrió los ojos para encontrar su mirada, él le dijo -quiero que lo disfrutes- y sobre ella metía y sacaba su pene, se detuvo, se salió y se acostó junto a ella.
Su pene seguía erecto sólo dijo ven y ella lo montó, no podía detenerse, se movía sobre él y Mark la veía, tuvo una idea, pero no era el momento de hablar, quería sentir cada movimiento de ella y disfrutarlo, la tomó por las caderas y se la acercó para besarle los pechos, eso hizo que eyaculara.
Lily se bajó, pero él la tomo de la mano y le dijo quédate conmigo y se acostó con él, la abrazó y se quedaron dormidos, fueron unos minutos, pero al despertar y verla entre sus brazos supo que no se había equivocado al dejarse llevar, la despertó y le dijo, tenemos que hablar.
Ella esperaba lo peor, pero no dejó que sus pensamientos le quitarán la emoción que sentía, él se fue a vestir, ella bajó a la sala y él llegó directo a darle un beso, eso la tranquilizó.
No digas nada sólo óyeme, le dijo Mark y empezó a hablar despacio, no tenemos compromiso, estamos solos, somos adultos, tenemos tiempo de conocernos, vivamos juntos y cuando tú lo decidas nos casamos o nos separamos, creo que podría funcionar, piénsalo y luego me contestas.
Cenaron en silencio, subieron a dormir y cada uno se fue a su cuarto, pero casi a medianoche tocaron la puerta del cuarto de Mark, era Lily, al abrir ella dijo -no quiero dormir sola- él la dejó entrar y le dijo yo tampoco, la abrazo y le susurró al oído- tomaré esto como tu respuesta, no te arrepentirás.
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