No se, otra vez

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- Madre, padre, os necesito más que nunca. Por favor. - Suplico, y solo el oírme ya es una sorpresa, no era yo consciente de mi estado emocional.

- Padres os necesito, desde que lo dejé con mi ex novio he trabajado mucho, para conectarme conmigo, para ser la chica perfecta y quiero serla hoy, por él. - Sigo.

- ¿Por él María? ¿No quieres revisar tu motivación? - Me pregunta mi sabia madre.

- Gracias madre, si, tienes razón, quiero ser yo, por disfrutar, por que la vida es un juego, por que se que me guiáis y se que lo que va pasando en mi vida, son cosas que puedo afrontar y que de hecho me vienen bien. - Respondo.

Siento la cálida mano de mi padre que me toca el hombro y rompo a llorar.

Mi ex ha sido tan importante para mi, suspiro, tan tan importante. Le quise tanto, de hecho le quiero. Y me duele el que no me entienda. Me duele el que no me vea. Me duele el que me critique. Me duele el que no nos entendamos. Está tan cerca de parecerse a quien yo quería en el pasado. Sobre todo cuando está a buenas.

Yo ahora me necesito a mi, ahora necesito tiempo y espacio para mi y que la gente con quienes me rodeo me ayuden a crear ese espacio, por que es algo que estoy aprendiendo, por que es algo nuevo para mi, y como todos los comienzos, estoy practicando y el entorno para mi es muy importante.

Así pues, elijo verme, elijo compartirme y elijo ver que soy humana, saber que siempre hago lo mejor y que estoy aprendiendo.

Pienso en el pasado, y he hecho las paces con mucho del pasado.

Y sonrío, pienso como y quien quiero ser hoy, al irme a la cama, quiero estar satisfecha, de todo lo que me he aceptado y me he reído y divertido, quiero estar satisfecha también de los espacios que he creado para mi, sabiendo que cuando lo hago, de forma natural el resto del mundo está incluido, así que otra vez, me centro en mi.

Y al centrarme en mí, me doy cariño y espacio y me convierto en amor. Y al ser amor, lo tengo a raudales y lo exporto, especialmente para los míos, para los que están alineados conmigo. Y me comparto. Y la vida es cada vez más sencilla, y la vida es cada vez más fácil.

- Gracias padres, vuestro amor es siempre clave. - Les agradezco.

- Pero María, - me dice esa voz dentro de mi cabeza - ¿que más quiere un padre que nutrir a su hija? ¿Por qué no nos aceptas del todo? ¿Por qué no te aceptas del todo?

- Vaya, pero, ¿crees que no me estoy aceptando? ¿Crees que lo puedo hacer mejor? ¿Crees que puedo ser más yo misma?

Oigo una gran carcajada mientras termino de hacer la pregunta. Y sonrío y me veo la cara de asombro divertida en mi cara.

- Si la vida es un juego, juguemos. - Respondo, esta vez con una mirada chispeante y divertida.

- ¿Que es realmente lo que nos querías preguntar María? - Me pregunta esa voz tan conocida.

- JeJe, vaya, si que me conocéis. Hombre, ya que lo preguntáis, lo que realmente me interesa es la energía, retirar el velo de ilusiones y aceptar quien soy, y ver esa energía que es la realidad. Para entenderme, para ser quien soy, para aceptar mis orígenes y desde ahí crear. Para crear desde la aceptación propia.

- Y ¿cuando quieres eso? - Me pregunta la voz.

- Siempre - Respondo con una gran sonrisa.

Y veo como el universo me sonríe y me mima, como unos abuelos que me consienten. Mientras oigo una carcajada sanota.

- Ya claro, siempre. - Me contesta la voz con una carcajada.

- Buenoooo, vale, lo que quiero es estar intencional. - Respondo mientras miro al cielo. Y miro a la tierra y sigo. - Estar intencional siempre, madre. - Acabo con una sonrisa.

- Y por eso te queremos tanto. - Dicen esas voces. - Por tu pasión, por tu confianza, por tus ganas de ser, por tu curiosidad y tus ganas de conectar.

- ¿Que es lo primero María? - Me pregunta la voz.

- Respirar y sonreír y sobre todo reírme, hasta con mi sombra. - Respondo.

- ¿Y para todo ello María? - Me insiste la voz.

- Estar conectada a la fuente o, al menos, ser consciente de a quien estoy conectada y aceptarme y ser consecuente. Y reírme. - Respondo otra vez.

Respiro y me concentro en mi energía, y de repente me veo. Me veo como un volcán, del que salen lava roja, bueno, eso sobretodo, pero lava de todos los colores, es una lava multicolor y los vapores suben al cielo, y caen, se depositan en la tierra, y me nutren desde las plantas de los pies, como plantas que suben por mi cuerpo, y las flores florecen y su fragancia me besa.

Con curiosidad voy al magma, miro al centro, y ahí veo a mi madre terrenal, está en la cocina cocinando la comida para todos, o bueno, ella está con dudas, lo hace con cariño y no sabe si será suficientemente buena. Yo lloro, de tristeza, de verla con tantas ganas de agradar y de ayudar. Lloro de ver otra niña atrapada en una mente.

Dejo que las lágrimas recorran mi cara, veo que mi niña interna está abajo en la cocina y está con ella. Respiro, todo está bien. Puedo y quiero confiar en mí, en que ya solo siendo estoy siendo la mejor versión de mi misma.

Vuelvo a mirar, y las dos niñas están hablando, la mía está reconfortando a la de mi madre. Y respiro sonriendo. Mi niña, que es mágica, me mira y me dice, tengo para las dos. Y sencillamente se desdobla, se queda una parte con mi madre y otra conmigo y nos reconforta a ambas. Y por esa conexión que he creado me llega cariño y sonrío.

Respiro y reconcentro mi energía, no se que hacer lo siguiente. Dudo si bajar abajo y reconfortar a mi madre. Así que respiro y la respuesta me viene rápida.

- Sé tú misma, que así cuidas a los tuyos. Coje las zapatillas y compártete, sal y corre, sal y diviértete mi niña. Se la niña de tus sueños. - Acaba la voz.

Y eso hago. 


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