UNA FAMILIA HISTÓRICA 1

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A mediados del lejano año 1905 Enrique Peña que era un joven de veinte años se presentó con un temblor de piernas en el señorial domicilio que estaba ubicado en la calle Aribau de Barcelona, en el que residía su tío Carlos García que era un hombre alto y delgado; con un temperamento seco y falto de cordialidad, por lo que se hacía difícil el trato con él, con el propósito de que le recomendara a los dirigentes de la multinacional de hialturas Fabra&Coats para entrar a trabajar de contable en la misma, ya que su pariente era un influyente apoderado de aquel gigante industrial.

Una vez que Enrique hubo subido cansinamente las escaleras del inmueble y llegara a un rellano con ventanales de cristales esmirilados que daban a un patio de luces, tras llamar a un timbre de un piso, al poco le abrió una de las tres criadas de aquel hogar. Enrique se dio a conocer, y al momento salió a recibirle su tío Carlos García con un aire de superioridad.

- Pasa hombre, pasa... -  invitó Carlos a su sobrino para que se adentrara en el interior de la vivienda que era un lugar de techos altos, de habitaciones espaciosas y con un largo pasillo que desembocaba en una gran sala de estar en la que había un piano.

El recién llegado siguió a su pariente hasta el comedor, se acomodaron en unos sillones y Carlos llamó a su mujer llamada Concepción que desde primera hora de la mañana se hallaba elaborando el denso almuerzo en la cocina y ésta, saliendo ensguida de aquella estancia se dirigió al comedor a saludar al visitante con una gran dignidad; pues ella era la indiscutible autoridad y el sostén del hogar como si fuese la esposa de cualquier patricio romano. Se trataba de una dama morena, de estarura mediana, con el cabello recogido en un moño; pero con una inquisitava mirada. Junto a ella, pegada a sus faldas revoloteaba su única hija de siete años llamada María que había conseguido sobrevivir tras el fallecimiento de otros ocho de sus hermanos al poco tiempo de nacer sea a causa de la meningitis o de cualquier otra enfermedad de tipo infeccioso puesto que en aquel ayer había mucha mortandad infantil, y por éso mismo aquella niña era un precioso tesoro para el dueño de aquella casa.

- Bueno Enrique. ¿Y qué te trae por aquí? - le preguntó Carlos a su sobrino.

- Ahora que he terminado los estudios me gustaría trabajar en Fabra&Coats, y he pensado que tal vez usted con el prestigio que tiene en la empresa, tuviera la bondad de intereceder por mí a sus superiores - respondió tímidamente Enrique.

- ¿Ah si? Bueno. Ya hablaré con la directiva. Pues la verdad es que necesitamos personal. Pero te advierto, que si consigues el trabajo yo allí no te voy a apoyar para nada. No somos familia y todo te lo tendrás que ganar tú a pulso con efuerzo y con dedicación - le dijo don Carlos con suficiencia-. Yo mismo empecé de representante viajando durante seis meses al año por todos los rincones de España; casi siempre montado en un burro por estos pueblos de Dios visitando a un sinfín de mercerías tratando de vender la mercancía. Luego al terminar la jornada laboral en la fonda donde me hospedaba hacía un historial explicando los avances de las ventas para mandarlo por Correo a la empresa, hasta que me ascendieron en la misma. ¿De acuerdo?

-  ¡De acuerdo! Ya verá como no le defraudaré tío Carlos. Y muchas gracias por el favor - le dijo Enrique eufórico.

En aquel instante en la casa se desató un especial revuelo de inquietud, y una de las criadas se apresuró a dar la noticia a sus señores de que una vecina de aquel rellano las había informado que en las Ramblas de las Flores había habido uno de los muchos atentados terrorista que se producían con la explosión de una bomba perpetrado por los anarquistas causando muchos heridos y algunos muertos.

- ¡Ay señor, adónde iremos a parar! - se lamentó Concepcion.

-¡Bah! Ya estamos acostumbrados a esta serie de atentados - dijo don Carlos con indiferencia-. Por algo fuera de aquí nos llaman "La ciudad de las bombas". Pero el único remedio para cortar esta bararie es con un golpe militar que devuelva la Ley y el orden.

- Sería una solución - respondió el avispado Enrique que como muchos jóvenes de su época quería emular en todos los sentidos a los hombres mayores de la familia ya que esto era sinónimo de respetabilidad y por esta razón ellos tanto a sus padres como a otros allegados les trataban de "usted".

- Sobre todo, que metan mano dura a la chusma de muchos obreros revolucionarios, y se les quitaría las ganas de pedir cosas imposibles - dijo el dueño de la casa con despotismo que confraternizaba con la patronal-. Los empresarios de cualquier industria. no van a ceder para reducir las doce horas diarias de trabajo a ocho como pretenden los Sindicatos, porque esto perjudicaría el sistema deproducción y por tanto a nuestros intereses.

La burguesía de principios del siglo XX, que anteriormente había ido a Latinoamérica para trabajar duro y ahorrar un capital, al regresar a Cataluña lo había invertido en crear prósperas industrias de todo tipo dando lugar a un brillante enriquecimiento de la región. Pero estos burgueses no se limitaron tan sólo en amasar dinero, sino que también desearon fervientemente alentar a la cultura catalana sobre todo con el Arte como era la pintura, la escultura y la música; y fue entonces cuando surgió el Modernismo representado en los edificios del arquietcto Antonio Gaudí. Pues ella quería ser ante todo un colectivo que estaban dispuesto a prestarle un particular sello de calidad a la ciudad, cuya capital europea de referencia por su trascendencia cultural era sin duda Paris. Por eso mismo en los restaurantes de postín el menú se escribía en el idioma francés. Así que Barcelona no sería lo que ahora es sin las aspiraciones vitales y culturales que tuvieron la burguesía de aquel tiempo.

Mas esta glamurosa prosperidad contrastaba dramáticamente con la penuria económica del mundo obrero que era explotado en las fábricas por un miserable sueldo y era víctima de la injusticia social, ya que éste procedente de las zonas rurales se había desplazado a la ciudad por lo que sobraba mano de obra barata. Por tanto la mujer que tenía la suerte de nacer en una familia acomodada, al llegar a la edad adulta, se le ofrecía una "puesta de largo", que era una elegante fiesta con baile en las gandes mansiones de sus progenitores con el objeto de que ella encontrara a un "buen partido" para casarse y fundar una familia a imagen y semejanza de la suya propia, dado que esta burguesía vivía asimismo en una burbuja singular y egocéntrica que ignoraba por completo las necesidades materiales de sus subordinados. De manera que la joven que tenía la desdicha de nacer en el seno de una familia humilde sólo tenía dos caminos: O dedicarse al servicio doméstico, o dedicarse a la prostitución.

Y por supuesto esta olla a presión social, estalló generando los terribles atentados terroristas del anarquismo naciente. 


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