El croar de la serpiente

El croar de la serpiente

En los errores también está la evidencia de la verdad, como en cada eco, la reminiscencia de un sonido original. La intuición de los sentidos, basta para descubrir esas secretas pistas, de las que surgen los sonidos que describen el ritmo más remotamente familiar, aquel arquetipo, que sin importar cuan lejano o sofisticado sea su origen, se degusta casi en la inconciencia.
Podemos descubrir lo que comparten las más primitivas vociferaciones y percusiones anteriores a la memoria del hombre, con las obras maestras más alboradas, porque nuestra esencia, no cambia, como lo hacen el estilo y los modales. Porque seguimos percibiendo el frio y la tristeza, consumiendo agua, enfermando y envejeciendo. Todo sin dejar de poseer el mismo campo visual que estaba en los ojos primeros soñadores. Eso nos ha tatuado una herencia innegable e imperceptible, esa herencia que es la verdadera inmortalidad.
¿La serpiente también croa, o empezamos a entender que su lenguaje también manifiesta lo que la rana o el propio hombre sienten?.
¿El croar de la serpiente será contemplativo, acaso evocativo, o también contendrá el cuestionamiento que evidencia la fragilidad del espíritu?.