Denunciar relato
Llegué de comisaria. Mi primera visita fue a la cocina. Parecía la escena de un crimen. Había restos de sangre.
Con los reglamentarios guantes de plástico, cogí una sartén en la que se distinguía una huella dactilar. La habría llevado a comisaría, pero no hizo falta: mi esposa cantó. La víctima era Manolo. Atacó a mi esposa y ella se defendió con la sartén. Mientras Manolo estaba inconsciente, lo remató con un cuchillo mientras sonaban las notas de «Macarena » de los del Río a un volumen exagerado para enmascarar el alboroto producido.
Nos cenamos a Manolo en pepitoria.
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