- Madre, no se que hacer. - Pregunto.
- Dime cual es tu dilema. - Me responde la voz.
- Solo quiero dormir, solo quiero recuperarme. - Respondo.
- ¿Por qué estás tan cansada cariño? - Me pregunta la voz.
- Porque he estado dudando mucho de mí, de quien soy, de quien quiero ser. - Respondo.
- Y ¿ahora que sabes sobre quién quieres ser, quién eres? - Me pregunta la voz.
- Bueno, tengo una idea. - Respondo.
- Cuéntame. - Me pide la voz.
- Soy una persona que naturalmente da, y he estado dando desde el miedo, por que no entendia y ahora se que puedo dar desde el amor, pero estoy cansada de toda esa gente que dice que me quieren, pero no me miman, dicen que me quieren, pero no me tratan como a mi me viene bien. - Respondo.
- Y, ¿les has perdonado? - Me pregunta la voz.
- Vaya, ahora que lo comentas igual no del todo. - Respondo.
- Y, ¿a qué esperas? - Me dice la voz.
- Voy. - Respondo, entre resignada y contenta de tener a la voz de mi parte.
- Niña, eres preciosa cuando estás siendo tú misma, hazlo por ti o por nosotros si eso te resulta más fácil. - Me recuerda la voz.
Asintiendo, me paro y respiro.
- Ya les he perdonado madre, y ahora ¿qué? - Pregunto.
- Ahora sé tú misma, habla con ellos, con la mano en el corazón, compartete, sabes que todo lo que está dentro de ti, forma parte de tu camino, así que compartete.
- Pero madre, ¿como saber lo mal que estoy le va a ayudar a nadie? - Pregunto.
- No se trata de hablar de lo mal que estás, sino de lo que necesitas, de lo que te viene bien. Explicarle a la gente como tratarte para cuidarte y mimarte. - Responde la voz.
- ¿Y si no quieren? - Pregunto.
- ¿Qué es lo peor que puede pasar? - Me dice la voz.
- Que se rían de mí, que me hagan sentir inferior. - Respondo apesadumbrada.
- ¿Puede alguien hacerte sentir algo María? - Me pregunta la voz.
- Mierda, no. - Respondo. - Es mi percepción la que decide lo que siento y cómo respondo en consecuencia.
- ¿Qué eliges hacer entonces? - Me pregunta la voz.
- Compartirme como la persona humana que soy, acordándome de que lo de divina y mágica está también ahí, que mi magia está plena cuando me comparto plenamente.
- Gracias madre, es siempre un placer. - Ultimo.
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