Se encontraban todos sus compañeros.
Don Gerundio estaba de cuerpo presente aunque parecía estar durmiendo. Participio sentenció:
?Está muerto.
Subjuntivo dijo del finado que era una pena, porque tenía mucho potencial. Y añadió:
?Es imposible que no sea recordado.
Imperativo, harto de cuchicheos, grito:
? ¡Callaos!
Fue muy indicativo que el cura que oficiaba el funeral hiciera repetidas veces mención al «Verbo».
Un hombre de aspecto indefinido comentó:
?Cualquier tiempo pasado es anterior. Este fiambre ya no tiene futuro.
Cuando acabaron las exequias cuatro fornidos verbos cargaron a hombros el féretro: Andar, conducir, yacer y asir. De los dos primeros se comentaba que tenían un pasado muy complicado. De los otros que poseían un presente que nadie acertaba a imaginar.
Don Gerundio recibió sepultura bajo un pluscuamperfecto mármol en el que se habían grabado estas palabras:
El tiempo sin tí, es solo empo.
Se ruega una oración, aunque sea subordinada.
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