Me encontré con un lápiz, estaba muy contento, el lápiz y yo también, me sorprendió, pero bueno tiene lógica todo lo que platicamos, yo soy una pluma de la marca más famosa en el mercado, y bueno, él también es de la marca más famosa, de lápices, pero no estaba contento por eso sino porque me dijo que había caído en la mano de unos artistas que habían hecho cosas maravillosas con él, y no solo una obra de arte, sino varias, le pedí que me contara, que me daba mucha intriga la historia de lo que le había pasado.
Me dijo fíjate que yo, al igual que otros lápices estaba en una cajita de 12, estábamos en una papelería cuando vi que llegó un hombre moreno, regordete, con los pelos sin peinar, iba acompañado de una mujer de aspecto muy extravagante, con las cejas pegadas como las tenía Frida Kahlo, esa pareja compró la caja de lápices en donde yo estaba. Todo el tiempo estuve temeroso, ¿qué iría a pasar con mi vida de lápiz?, pensaba ojalá no sean personas corajudas que me partan a la mitad después de una frustración o me quiebren con una sola mano para mostrar su fuerza bruta. Pero no fue así cuando me sacó de la cajita, empecé a ver alrededor, tenía unos dibujos muy bonitos, enmarcados y colgados en las paredes de su estudio, me sorprendí y tuve fe que yo pudiera ser partícipe de ese tipo de obras tan bonitas.
En aquel momento regordete me tomó en su mano, me revisó si estaba en estado físico perfecto, y sin encontrarme ningún defecto, me introdujo en un sacapuntas eléctrico, el cual me hacía muchas cosquillas al momento de sacarme la punta finamente, volvió a revisarme para confirmar que estaba listo y me llevó a su mesa de madera como restirador, era una noche con una luna tan llena, que se metía su luz por la ventana de su estudio, el colgó una fotografía en su caballete a un lado del restirador y comenzó a realizar el dibujo, al principio eran pequeños rasgos no tan detallados como si fuera un boceto y conforme fue pasando el tiempo y fui ayudándolo a realizar el dibujo, me fui impresionando de lo que estábamos logrando, era un paisaje idéntico a la foto que había colgado en el caballete, en donde una pequeña barca de madera estaba a la orilla de la playa, cada detalle del dibujo lo iba descubriendo yo conforme se dibujaba, cada sombra, cada espuma, cada ola, pensaba como esta persona puede ver cada detalle de la fotografía e irlo plasmando en el papel, había detalles que para una persona normal pasarían desapercibidos pero para él no, los dibujaba con una capacidad y destreza que me hacía sentir orgulloso de ser su instrumento para que lograra ese dibujo, después de buen rato y de varias sacadas de punta, terminamos ese dibujo de la barca en la orilla del mar, dije mi vida ya valió la pena, daba gracias al cielo por haberme puesto en las manos de aquel artista.
A la mañana siguiente oía como la mujer de aspecto extravagante le pedía al regordete que si tenía un lápiz. Yo al momento de oír eso dije chingas, perdón mi francés, ya no voy a estar en las manos del artista , a ver cómo me va a ir ahora, todos los cambios siempre dan cierto miedo, la mujer me tomó en su mano y me llevó a una sala con un sillón muy acolchonado, pareciera como de doctor, llego un joven de cabeza rapada y le mostró un dibujo a la mujer , ella lo observó detenidamente y le dijo que sí con la cabeza, me tomó entre su mano y empezó a hacer conmigo el dibujo de un bosquejo para un tatuaje, ellos platicaban de que cada vez más las personas se pintaban tatuajes, pero lo que más llamaba la atención que ahora hay más mujeres con tatuajes que hombres, el cabeza rapada le decía, sí cada vez tengo más trabajo con mujeres que con hombres dijo la mujer extravagante. Me dio gusto que gracias a mi pudiera dibujar el bosquejo para el tatuaje del cabeza rapada.
Al día siguiente, eso fue como la cereza del pastel dijo el lápiz, entro un niño al lugar en donde estaba yo, y me robo, me llevo entre sus manitas, y empezó a escribir en su cuaderno de forma italiana sus primeras palabras, me dio gusto que yo haya ayudado a hacer la tarea de aquel chico, y descubrí que mi vida estaba plena, a pesar que muchos comentarios de compañeros lápices me habían dicho, comentarios como que los lápices están desvalorados, que porque lo que se escribía con nosotros no tiene valor legal, que ahora existen los lápices digitales para usarse en las ipad, que nadie nos quiere a nosotros porque somos cosas del pasado, los carpinteros que en muchas ocasiones nos hacían sentir importantes porque hasta nos usaban como accesorio del vestir para verse interesantes, poniéndonos en su oreja, tampoco nos querían, que ahora solo usan lapiceros que son nuestros primos más elegantes, total había oído una infinidad de malos comentarios, pero mi vida no fue así, estoy contento por eso, amiga pluma, la pluma le dice pues yo sí he oído comentarios buenos sobre los lápices, a ver cuéntame, que los astronautas utilizan lápices porque si quisiera escribir con pluma como no hay gravedad no saldría la pinta, ah pos si, otro comentario que oí fue que con un lápiz puedes hacer una línea recta de 56 kilómetros de largo, eso nunca lo había oído.
Bueno, me despido, y te agradezco que me hayas oído, sé que te robé este momento de tu tiempo, pero ambos estábamos experimentando algo que nunca esperábamos, es bueno ver las cosas desde otro ángulo, ponerse en los zapatos de otro.
Esta historia me hace pensar en tantas analogías con la vida cotidiana en donde por azares del destino caes en un lugar en donde hay mucho talento, tú te vuelves parte de eso también.
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