El Hombre Del Bosque

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Había un hombre fuerte, robusto, que parecía que el corazón no le cabía en su pecho y no su gran musculatura. Pero era realmente su corazón que lo hacía verse ancho de cuerpo, siempre estaba tratando de complacer a sus vecinos del bosque, invitándolos a que convivieran en su cabaña, tenía un grupo de WhatsApp con todos los vecinos del alrededor, en el que les avisaba que tenía todo lo que se requería para estar en un buen ambiente, calorcito de la chimenea, pan cocinado en horno de leña, chocolate caliente con su nuez y dulces para el postre, nadie estaba obligado a llevar nada a las reuniones, solo visitarlo, sus vecinos deberían únicamente ir a su cabaña para disfrutar de los manjares que diariamente cocinaba, pero con todo lo tentadora de la invitación, al final nadie asistía, él siempre tenía la esperanza que acudieran, pero nunca nadie lo hacía, a pesar que todos en el grupo le decían que lo amaban y que lo apreciaban que era un lindo leñador con todas las aptitudes habidas y por haber.

Así siguieron las cosas, hasta que un día se cansó de rogarles a los amigos de su grupo de WhatsApp, quemó su cabaña para irse a otro bosque a vivir, se fue con el anhelo de encontrar gente auténtica que, si fuera a visitarlo, aunque no le dijera que lo querían mucho o que lo criticaran por bonachón o regordete, pero que los viera o que no le dijeran que era un estuche de monerías, él solo quería su compañía sin más ni más, en fachas, con la ropa que fuera, sin importar el físico.

El leñador amaba el bosque como a la vida y nunca iba a dejar de ser amigable, pero llegó a un punto en el que debería de dejar de ser iluso y no creer en las falsas palabras de los vecinos. Es mejor buscar otro bosque en donde realmente valoren, el tiempo y las palabras de aliento que el muchas veces les ofreció a sus vecinos por medio de WhatsApp, sus preocupaciones por los problemas oídos o leídos, sentía que los problemas que le habían planteado eran irreales, porque no sentía que les hubiera importado nada, él los seguía viendo en el Facebook contentos y conviviendo con sus amigos reales. Los del grupo de WhatsApp se extrañaron que se hubiera salido del grupo, pero solo lo extrañaron o preguntaron por él un día, esa era la cantidad de cariño que sentían por él, pensó. Muy poco, porque pronto dejaron de añorarlo, que bueno que se dio cuenta a tiempo.

¿Para que vivir en el engaño?, la gente debe ser sincera o consecuente con los demás, ¿para que hacernos perder el tiempo?, ¿para que decirles que los queremos si no los queremos?, eso duele más. Si es real que sea real sino poner distancia y cortar el árbol como cortar las malas relaciones.


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