La Familia De Gordos

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Estaban en la redacción de un periódico dos reporteros escribiendo sus notas, cuando uno de ellos, Memo que era el más experimentado, le dice a Felipe, el reportero recién llegado al periódico, ¿como ves si ahorita que salgamos nos vamos a comer y platicamos?, para ponernos de acuerdo de cómo vamos a trabajar las noticias, Felipe le dice que sí, pero… no traigo dinero, le hace ver sacándose las bolsas del pantalón y enchuecando un poco la boca, le aclara que todavía no recibe nada de su sueldo, Memo le dice no te preocupes, yo invito esta vez.
Cuando se llega la hora de salir, toman sus sacos y salen al estacionamiento para irse al restaurant, el día está un poco frio, con algo de neblina, se van al restaurant y al entrar escogen una mesa lejos de las bocinas para poder platicar a gusto, se acerca un mesero que según se ve conoce a Memo, porque lo saluda de manera familiar, Memo le pide una bebida y Felipe un cerveza, empiezan, como todo buen periodista, a ver alrededor, para ver quienes están sentados cerca, que pudieran oír lo que van a estar diciendo en corto, no es que sea nada confidencial pero Memo tiene esa costumbre, para que no vayan a mal interpretar sus comentarios, porque le había sucedido algo así en el pasado, no quiere pájaros en los alambres como vulgarmente se dice.
Memo le comenta a Felipe que deben estar muy comunicados, si quieren tener buenas notas para el periódico, debemos hacernos de personas que nos informen lo que pueda estar pasando en los diferentes lugares, por ejemplo tengo una amigo enfermero que esta el turno de la noche en el hospital, que me avisa cuando sucede algo anormal o algo que valga la pena la noticia, por así decirlo, como que lleguen muchos lesionados o un personaje conocido de la ciudad, que lo hagan llevado en la ambulancia, entonces cuando me avisa yo le doy algo como gratificación, porque me ayuda a hacer mis notas y ellos también se ayudan económicamente. Otro es un amigo policía federal que me avisa de los accidentes grandes que pasan en las carreteras. Felipe lo escucha con atención y le dice si te estoy entendiendo, son como tus aliados, si dice Memo, tengo muchos de esos por todos lados.
Se hace un momento de silencio, luego Felipe le pregunta a Memo ¿porque eres reportero?, Memo sonríe y suelta una pequeña carcajada, por mi mamá que me descubrió, deja te cuento, yo era un niño que siempre andaba en la calle, sin importar que solo tenía 10 años, entonces vi un camión muy alto de esos que son de mudanza, pensé a ver si no tumba los cables de los postes, me fui siguiéndolo porque iba despacio, como buscando una dirección, se estacionó enfrente de una casa que habían remodelado poco tiempo antes, abrieron la puerta del camión y empezaron a bajar unas máquinas muy pesadas, de esas que sirven pasa soldar y una máquinas para doblar fierro, luego llegó la familia que se mudaría en ese domicilio, eran todos gordos, el papá, la mamá y los 3 hijos, Memo al platicarlo inflaba los cachetes, pensé en aquel momento “estos están muy bien comidos”, esas panzas no son de pobre, y soltó la carcajada al terminar el comentario.
¿Quieres tomar otra? Sí, le hablo al mesero y con señal le pidió que sirviera otra ronda igual, pero sígueme contando que tiene que ver la familia de gordos con que tú seas reportero, pues cuando se bajaron todos de la vagoneta en que venían, me fije en las placas, que eran de Veracruz y supuse que venían de allá. Después los oí hablar entre ellos y sí, se les oía el acento como de la costa. Entonces después vi que bajaban muchos juguetes, bicicletas, patines, videojuegos de la mudanza, pensé estos son ricos, y además tienen muy consentidos a sus hijos.
En los 80 estaba muy de moda, que las personas compraran para sus casas antenas parabólicas para poder ver los canales americanos, aquí en México solo había 4 o 5 canales, cada casa tenía una y algunas hasta 2 antenas, estaban hechas algunas de fibra de vidrio y otras eran de metal, tenían forma de plato, ese negocio de las antenas tenía mucho potencial en aquellos tiempos, pues esa familia de los gordos, el papá fabricaba las antenas y por eso tenían tanto dinero.
Después que terminaron de descargar todos los muebles, que estuve desde la esquina viendo, me fui a mi casa que estaba cerca, y le platiqué todo lo que había visto a mi mamá, que una familia se estaba cambiando en la casa de la esquina, en donde anduvieron remodelando unos albañiles, cerca de la carnicería, mi mamá me dijo que si se acordaba en donde era, pero me advirtió que no hiciera amistad todavía con esas personas, no se sabía nada de ellos, ni de dónde venían, la interrumpí y le dije creo que son de Veracruz porque las placas de su vagoneta dicen Veracruz y la forma de hablar…, puede ser dijo mi mamá, pero no vayas todavía, hay que verlos primero para ver como son, le dije a mi mamá, todos ellos son gordos desde el papá, la mamá y los 3 hijos, deben de comer mucho, creo, además tienen muchos juguetes y del camión de mudanza bajaron también bicicletas, patines y videojuegos. Mi mamá me dijo: Si dices que tienen mucho dinero, capaz son asaltabancos o venden drogas, y yo le dije creo, porque bajaron también unas máquinas y se ven como que hacen antenas parabólicas. Mi mamá me dijo: oye, que bárbaro, pareces reportero del periódico, deberías de estudiar eso, cuando seas grande, me avergoncé y le contesté a mi mamá no me echas carilla, pero ese comentario me hizo pensar. Soltó la carcajada Memo, esa es mi historia del porque soy reportero.
Lo más triste del caso fue que esa moda de las antenas pasó rápido y el pobre señor gordo al final no vendía nada y tuvieron que vender la casa, según se decía para poder pagar todas las deudas que contrajeron, y otra cosa más triste, que me encontré a uno de los gordos, el mediano y estaba más flaco que yo, ahora yo soy el gordo, el que ha de comer mucho, cómo cambian las cosas, Felipe. Felipe le dice esta interesante tu historia, y si, yo también era muy callejero y era gordo de niño, será por eso que me hice reporte igual que tú. Salud.


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