Siguiendo el ritual de todo macho, hombre, masculino, fui a cortarme el cabello, me recibió el peluquero de siempre con sus bigotazos que parece que se hubiera tragado un gato y hubiera dejado la cola entre la nariz y la boca, es de llamar la atención, además hablaba con una ironía que daba risa. Al verme me preguntó ¿qué crees que no cómo o que soy faquir? Traes el pelo como si te creyeras el rey de la selva, le respondí sí lo traigo un poco largo, pero me lo estoy dejando así porque quizás estos sean los últimos cortes, porque sucede que se me está cayendo a puños, con esto de la caída, al rato me voy a tener que peinar como queso Oaxaca. Me senté para esperar mi turno, leyendo una revista más vieja que mi abuelita, era de espectáculos, pero parecía de historia de las telenovelas, pura rumbera de la camada de Tongolele. Le pregunte: ¿porque no compras nuevas revistas si tienes tantos clientes, siempre que vienen nos tenemos que soplar las mismas? Me contestó por eso mismo porque no tengo tiempo de ir a comprar nuevas, porque tengo a muchos que hacerles el corte, y todos tienen prisa.
Cuando entré al local estaba esperando turno un tipo con una barba, como aquellas que usaba el grupo musical ZZTop, por allá en los años 80’s, le dijo el peluquero pásele, es tu turno, y el cliente le preguntó que si podía quitarle la barba, a lo que mi cuate le contesto los pelos sí, pero la barba no, tomándose con la mano el mentón, porque luego vas a quedar como caja registradora abierta, el barbón se rio con ganas. Él dijo que se fuera al banco, señalando el sillón inclinado de peluquería que estaba en el rincón, el barbón le preguntó: ¿para qué voy al banco, me vas a cobrar mucho o para que quieres que vaya? Pues si deberías de ir porque te va a salir en un ojo de la cara quitarte esa barba. Le pregunto el barbón: ¿cómo está la navaja?, el peluquero le dijo ni se siente, cuando le empezó a cortar al barbón le dolió y le dijo: pues no que no se sentía la navaja? El peluquero le dijo aclarándole, te dije que no te sentaras... Soltó la carcajada muy ruidosa, como bocina de tráiler y con la boca tan abierta como cajuela de carro, quizás por eso se dejaba la barbota.
Después me pasó a mí al sillón, me preguntó ¿cómo lo quieres? Para que te digo le contesté, si siempre me lo cortas como quieres, da lo mismo decirte, dijo ya vas a empezar con eso, otla vez aloz dijo el chino, te lo voy a cortar como aquel peinado que estaba de moda, que se llamaba mango chupado, me hizo sonreír y le dije ni te atrevas. Y como me estaba acomodando, me dijo: sí síguete moviendo, con una voz irónica, al cabo hoy ando de torero para exigir las dos orejas, y después el rabo. Seguía hablando todo en doble sentido.
Empezamos a platicar de las noticias, le dije ¿supiste que capturaron al general aquel del ejército porque esta de manita sudada con el jefe de la mafia? Me preguntó en forma irónica: ¿de qué país estás hablando, porque aquí eso no pasa? le contesté: de otro que esta arribita de centro América y es vecino de los gringos, dijo sí, si supe, ¿pero qué haces? llegas al puesto y te dan a escoger ¿billete o bala?, ¿qué haces o te aclimatas o te aclichingas?, no hay para donde hacerte.
Le comenté que es como los policías, hablando con muchas redundancias, como oríllese a la orilla, súbase para arriba, métase para adentro; sí, me dijo, ni modo que te metas para fuera, son muy malos los oficiales para hablar por el radio. Me dijo a mí me toco que me detuvieron y me preguntó el agente ¿qué a que me dedicaba? le dije soy peluquero, me dijo ah muy bien ¿a ver qué día me hace el pelo?, le contesté tú me lo vas hacer ahorita, sonrió con cara de interrogación, no sé si me entendió.
Me quede callado un tiempo y luego le pregunte, ¿tú le harías el pelo a Donald Trump? Me contestó sí con una máquina para hacer algodones de azúcar, de esas de feria, riéndome le dije capaz si la tiene en la casa blanca. Luego que prende su máquina rasuradora, se oía como que había que jubilarla desde hace años, le dije ya cambia de rasuradora, me dijo está buena, suena como maquina locomotora bien potente, y gritaba traigan más carbón, es muy divertido cortarte el cabello con este señor pensé. Total, siempre esta como perico. Hicimos una pausa y luego me empezó a platicar de su nieta de 14 años, con voz irónica dijo es la flor más bella de toda la región, pero habla como si le cobraran las letras del telégrafo, ¿por qué? Es que todas las palabras las acorta, a mí me dice abue, al maestro profe, a las fiestas reu, total todo de esa manera, se oye como una niña fresa, le dije sí así están todos los jóvenes, como que traen una papa caliente atorada en la boca cuando están hablando. Termino de cortar el cabello, y con voz irónica, poniéndome el espejo volteado atrás me pregunto ¿qué te pareció? Claro que no podía ver nada porque el espejo estaba para el otro lado, le conteste también igual, te quedo perfecto por fin estas aprendiendo hermano.
¿Le pregunte que te debo? Me dijo casi la vida, 100 pesos, porque ahora si vas a conseguir una changuita porque andaban como indigente, me despedí y me dijo no te olvides tanto de los pobres, infeliz... me despedí del ex barbón. El peluquero me dijo los pelos son del peluquero ¿o te los quieres llevar para conservar tu ADN?
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