El protector

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- Abuela, necesito hablar contigo, porfa. - Pido.

- Claro mi niña, siempre estoy aquí por ti, dime. - Me responde.

- Abuela, he soñado que mi novio me dejaba, que ya no quiere salir conmigo. Y de hecho, ya no siento su energía dentro de mi, ya no me siento conectada con él. - Le comento alterada.

- Eso es bueno. Me responde.

- ¿Por qué es bueno abuela? - Pregunto.

- Dímelo tú, recuerdame como habéis sido. - Me dice mi abuela.

- Bueno, al principio me gustó mucho, esa energía protectora, esa energía de proteger, esa energía tan presente y potente. - Respondo.

Mi abuela asiente y yo sigo:

- Esa energía me enamoro, yo quería esa energía para mí, sentirme protegida, querida, amada, consentida.

- Yo le contaba cómo quería cambiar el mundo y el me ayudaba, me presentó a alguna gente, y cuando estuve en problemas y me encontré sin casa, el me ofreció la suya, el me ofreció que formara parte de su familia. Pase de ser Maria sin casa, sin hijos, sin familia, sin amigos. A ser Maria, amante pareja y madre, viviendo en una casa, creando una familia y con gente amigable que intenté que fueran mis amigos. - Le seguí explicando.

- Parecía que salir con él era como ganar la lotería, todo lo que yo había querido, lo gane, al convertirme en su pareja.

- Pero claro, todo eso que había ganado, fue al convertirme en su pareja, en quien él quería que yo fuera.

- Empecé a desconectarme más de mí, empecé a darles a ellos toda mi atención y a intentar hacer su vida más sencilla, para agradecerles, y en parte, esperando que ellos hicieran lo mismo por mi.

- Yo me decía que cuánto más amor y cariño les diera, más oportunidades de que ellos aprendieran a amarme como yo lo necesito.

- Yo me lo decía y me lo creía.

En ese momento, empiezo a llorar, por tristeza, por soltar tensiones, por pena, por rabia, por ahora ver las cosas de otra manera. En ese momento mi abuela me pregunta:

- Maria, ¿cuál era tu intención?

- Crear una familia intencional donde nos apoyemos los unos a los otros. - Respondo sin dudar.

- ¿Y tú fuiste creadora y nutridora de una familia intencional donde unos os apoyáis a los otros? - Me pregunta.

- Si, yo lo fui y lo soy de hecho. - Respondo.

- Bueno, entonces has conseguido tu objetivo. Muy bien hecho - Me responde.

- Pero, yo no he sido nutrida por ellos, ellos no me han ayudado a conectar conmigo. - Respondo.

- Bueno, ya, ¿tienes algún poder sobre cómo es la gente y sus reacciones? - Me pregunta mi abuela con una medio sonrisa.

- Ya, no abuela, pero es que yo les quise tanto, les di tanta energía y ellos no me respondieron como yo quería. - Le respondo.

- ¿Cuál fue tu intención? - Me pregunta mi abuela.

- Crear un espacio donde ellos se sintieran a gusto para ser ellos mismos y conectar a su manera, con ellos, conmigo y con el universo. - Respondo sin dudar.

- Y por lo que parece lo has conseguido, ¿verdad? - Me pregunta mi abuela con una media sonrisa.

- Si respondo. - Me empiezo a encontrar mejor, mi abuela me guía estupendamente y me encuentro mejor cada vez.

- Gracias abuela. - Respondo.

- ¿Qué más me quieres decir? - Pregunto.

- Sígueme contando sobre vosotros y vuestra relación. - Me alienta mi abuela.

- Creo que he hecho lo que hago siempre, o vamos, muy a menudo, he practicado con otros, con los de fuera, lo que quería practicar conmigo, con los míos. Y eso es bueno, ahora quiero practicar eso conmigo.

Empiezo a respirar más tranquila.

- Sigo teniendo miedo abuela. Su energía era protectora.

Respiro un poco más.

- Pero claro, esa protección me prevenía de conectar conmigo, con las ideas que eran diferentes de las suyas, por que eso nos desalineaba como pareja.

Respiro un poco más.

-Sigo teniendo miedo. - Contesto.

- Y  ¿es tuyo ese miedo? - Me pregunta mi abuela.

- La ostia abuela, !que haría yo sin ti! - Contesto sin preguntar.

- No, no es mi miedo, bueno un poco sí, pero la gran mayoría no. - Respondo aliviada.

- ¿Qué quieres hacer cuando tienes miedo cariño? - Me pregunta mi abuela.

- Ir más cauta, con más curiosidad, ir más abajo, a ver que hay por debajo. ¡Anda! Y !¡Ahora le puedo pedir al abuelo que me acompañe! Pero, esto es nuevo abuela, ¿desde cuándo el abuelo puede acompañarme?

- Desde que no buscas fuera, si no dentro, desde que se lo pides. - Me responde mi abuela.

- Maria, sabes mejor que nadie, o debieras. - Dice mirando al cielo.

Y es ahora mi abuelo el que sigue diciendo:

- Maria, sabes que vives en abundancia. Y tienes lo que pides, por que cuando pides, no pides para recibir, si no para ser consciente de algo que ya tienes y no eres consciente. Cuando pides, es para ser más consciente de que realmente vives en abundancia.

- ¡Abuelo! !Pero qué gusto oír tu voz! - Respondo.

Las lágrimas me corren por la cara.

- Gracias abuelo. - Sigo.

- Así pues, la capa protectora de mi ex, lo que hacía era protegerme de lo que él creía que era malo. Bendito el, su intencionalidad era la mejor y se lo agradezco. Ahora quiero algo diferente. - Reflexiono en voz baja.

- Abuelo, ven y siéntate más cerca, porfa. - Sigo.

- Así pues, lo que creo que me va a venir mejor es ahora crearme mi propia capa protectora. Ser yo la poseedora y guardiana de mis llaves, de mis opciones y de mi futuro. - Sigo con una voz algo más fuerte.

- Pero, ¿y cuando nos veamos? - Pregunto. - ¿Ya no me va a llenar de su energía?

- Eso siempre es como tu elijas. - Me responde mi abuelo.

Respiro.

- Ya bueno abuelo, pero, ¿no será lo de siempre? - Pregunto.

- Cada respiración que pegas es diferente, ¿por que crees que seria posible que fuera lo mismo, si vais a estar respirando diferente? - Me pregunta. - Tu te has despertado, y eso es que estás sanando, como siempre, estás practicando, eres humana y nos tienes de tu lado, cada paso será un aprendizaje, cada paso será una elección más, cada paso, estarás andando el camino, y eso es todo lo que cuenta.

- Y, mis sueños de ser pareja, madre, tener amigos, y un trabajo satisfactorios? ¿Voy a conseguirlos? - Pregunto.

- ¿Tú qué crees? Me preguntan ambos.

Respiro.

- Vale, tenéis razón, sin capa que me prevenga de conectar conmigo, mejor. Claro. - Respondo.

- Todavía tengo miedo. - Respondo.

- Y ¿qué quieres hacer? - Me pregunta mi abuela.

- Cada vez que tenga dudas, hablar con vosotros, claro. - Respondo.

- Gracias chicos, es un placer con vosotros. - Ultimo.


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