COMO UN ANGELITO
Da gusto verle así, dormido, como un angelito. Se ha quedado exhausto y relajado después del berrinche que se ha cogido. Creo que solo quería llamar mi atención, pero es que no puedo verle llorar, es tan indefenso, tan débil. Ayer me hizo mucha gracia porque estaba llorando y de repente se puso a reír, a carcajada limpia, el tontorrón. Ahora el llanto y la risa es su imagen.
Enseguida le tengo que despertar, está algo descompuesto y le tengo que dar unas gotas que le ha recetado el doctor. Se las disimularé en el puré de frutas que le he preparado para que se las tome. Es lo que mejor come. Hoy tenía el culito algo irritado, le tengo que cambiar el pañal más a menudo.
Muchas veces le miro fijamente y me pregunto en qué pensará cuando tiene su mirada perdida, observando como juega con sus deditos, como si los estuviera contando. Hay que tener mucha paciencia con él, a esta edad son muy vulnerables. Le encanta estar recibiendo atención y es muy mandón y caprichoso. Me reconforta saber que toda su felicidad depende de mí, de todos los que le cuidamos, de lo capaces que seamos de conseguir que él se sienta bien.
Se sigue despertando en la noche, pero ya es costumbre. Hay días que me muero de sueño y el agotamiento puede conmigo, pero con alguna siesta me recompongo. Luego vendrá mi hermana y lo sacaremos a dar un paseo, a que le dé el aire, hoy hace un buen día.
Bueno, parece que hoy ha cogido el sueño profundo, pero le tengo que despertar.
Venga papa, despierta, que te he preparado tus frutitas, despierta. ¿No me oyes? Despierta, papa, papa, despierta
eusebio efe.
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