Ventana de los ojos
Por Jose Rodríguez Rivero
Enviado el 16/07/2013, clasificado en Drama
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Llegó contando los azulejos, como siempre había hecho, <veinte, veintiuno, veintidós...>. Llegó y subió por la escalera, sin dejar de contar <cuarenta y seis, cuarenta y siete, cuarenta y ocho >. Afuera la lluvia, por eso estaba empapado. No le importaba. Contando azulejos y olvidando su demencia, llegó al balcón y saltó, sin dejar de contar <setenta y dos, setenta y tres, setenta y cuatro > Una vez le contaron en una de esas sesiones en el psiquiátrico que los ojos eran la parte del cuerpo que jamás crecía, que permanecían siempre igual desde el nacimiento hasta la muerte. En el suelo unos ojos gigantes albergan ahora la esperanza más importante de todas.
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