Siempre encuentro una rendija para colarme en tu alma
y conocer tus secretos, tu hilaridad, y tu calma.
Revolver entre tu ropa, desabrocharte el vestido
y reconocer tu cuerpo, tus suspiros, tus latidos.
Siempre encuentro alguna estrella para llevarme a la boca
y pegártela en los labios, si mi pasión se desboca.
Respirar entre tu pelo, que me emborrache tu aroma
y esperar entre tus senos, hasta que llegue mi hora.
Siempre encuentro mil motivos para mirarte a los ojos
y recorrer tus paisajes, tus atardeceres rojos.
Anudarme a tu cintura, robarte un beso pequeño,
y despertarme a tu lado, sabiendo que no es un sueño.
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