Pasemos noches
de eternidad fulgurante
que nos procuren encanto.
Intentemos que sean inolvidables.
No volvamos
a la nada que era soledad.
Somos más que esperanza.
Nos debemos mostrar
con independencia, con fuerza,
únicos.
No permitamos
que las redes extremas
nos distraigan.
No conseguirán retirarnos
con su maldad manifiesta.
Fragüemos amor.
Nos hemos de trasladar
a las actitudes pacientes,
armoniosas, estimulantes.
Procuremos la partida.
Nos hemos de desmarcar
de lo negativo, de las brechas
que nos gestan daño.
Cambiemos las ruedas
de los malditos sueños
y busquemos banderas de cariño.
La actitud nos ubica en cimas.
Nos debemos poner
en el sitio justo, acoplados,
e instalarnos en la ventaja
más permanente.
Curioseemos como niños
para crecer como buenos adultos.
Tenemos opciones, muchas.
El equilibrio aparecerá en el mismo momento
en el que nos sintamos felices de verdad.
No todo vale,
y, ¡ojo!, la senda de la pérdida
nunca es aceptable.
Salgamos a puntuar.
¡A por todas!
Juan Tomás Frutos.
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