Vamos a soñar
que el mundo tiene sentido.
Intentemos que todo vaya bien,
que la felicidad no sea sólo una perspectiva,
que seamos siempre más y más grandes
dentro de un anonimato estimulante.
Vamos a pensar,
a ser, a vivir, a cuadrar,
a saber estar y esperar.
Expandamos lo auténtico con el día,
también lo real, lo sincero,
desde la armonía que nos regala
equilibrio, sosiego, paz.
Vamos a meditar
que es posible, que será ciertamente
sin un ansia burlesca.
Aspiremos el compromiso,
que no obligación, desde la bondad.
Confiemos.
Todo lo conveniente se halla dispuesto
para nosotros, para el disfrute personal
y hasta colectivo.
Seguro.
El viento de los maravillosos augurios
nos mecerá con belleza.
Surgirá lo mejor de lo mejor.
Nos tendremos.
Nos permitiremos.
Procuraremos tranquilidad.
Estamos ya donde debemos.
Nos aguarda lo coherente,
más de lo que soñamos.
Hablo de alegría
y puede que de felicidad.
Juan Tomás Frutos.
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