Denunciar relato
Bajo mi calma
ardió el pecado de tus labios.
Me convirtió en ave
que olvida volar por sentirlos,
y fui vestido
desabrochado
por tus dedos en tu lecho.
En esos cálidos brazos
crucé puentes de caricias,
y tú,
tú fuiste tornado voluptuoso
que deslizando arrullos en mi piel
alejaba la frialdad del otoño.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales