Vacunas

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En cierta ocasión estábamos tomando cerveza en el la terraza del Toutatis, cuando apareció un tío vestido de gallego.
-¿Que haces paisano?- pregunté
-Busco a Dios- respondió seriamente, haciendo una reverencia y mirando al cielo con cara de severidad.
-¿Pero tú de que año vienes?-
preguntamos todos. 
El tío se quedo un poco alucinado sin saber que decir, así que pasamos de él y seguimos a lo nuestro.
El tema recurrente seguía siendo la vacuna que te curaba de todo y que te hacía algo así como un inmortal, vamos que no te morías de nada. Se había investigado tanto en vacunas que los  descubrimientos arrojaron resultados increíbles. Había vacunas por todas partes: Segurola, Mal-end, Protonet, Terminator, etc, etc, etc...
Cada vez se descubrían más beneficios, hasta se podían combinar con otros productos como el Endurecex, un afrodisiaco masculino descubierto cuando se estudiaban nuevas aplicaciones del cemento.
Pero entonces se descubrió el Santo Grial de las vacunas. La más poderosa de todas, la que nos curaría de todo mal físico, la "Definitev". Una combinación de no se sabe que, que lo erradicó todo.
Ya no había enfermedades infecciosas, ni cáncer, ni infartos, ni nada por el estilo. La gente solo se moría de algún accidente o simplemente se suicidaban.
La seguridad social empezó a tener superávit. Ya nadie iba a los hospitales, las enfermedades se habían erradicado. La carrera de medicina se fue al carajo, la sanidad se convirtió en utopía del pasado.
Pero no todo fue "jauja". Surgieron movimientos en contra de la vacuna, faltaría más. Decían los más cercanos a la Iglesia Católica, que era una aberración de la naturaleza, que la muerte está en el plan de Dios y forma parte de las escrituras.
Los más fanáticos crearon un movimiento denominado "Los Querubines Dorados Npi". También los musulmanes crearon un grupo que se conoció como "Muyahidines del Apocalipsis". Buscaban a los que se habían vacunado y los esterilizaban, bajo la premisa de la perversión que suponía que un padre fuese más joven que un hijo.
Pero eso fue justo cuando se descubrió el "Endurecex Pro 69", que  paliaba los efectos de los esterilizados y los volvía a poner en forma.
Entre todo este nuevo paradigma, apareció un grupo que idealizaba la mortalidad. Su lema era "morir libremente". Sin embargo los inmortalistas argumentaban que sí te ponías la vacuna, siempre podrías "morir libremente" cuando quisieras, pero los mortalistas decían que el pecado ya estaba hecho y la condenación asegurada. La cosa se endureció, y lo que parecía una bicoca para la peña, le parecía una aberración a otra parte de la peña... 
Naturaleza humana!!! 
Si uno dice que si, el otro está obligado, no se sabe porque, a decir que no y si se tercia entrarle a palos. 


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