DERRUMBADO

Ese lugar no era familiar. Era algo en movimiento, lo podía sentir. Lo confirmo al asomarse a la pequeña ventana que tenía cerca. ¡Estaba fuera de la Tierra! Lo supo porque desde ahí la veía, estaba orbitándola en una nave o algo así. ¿Cómo había llegado ahí? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? No lo sabía. Lo único que recordaba era haber estado rodeado de badars junto a Clara. Al recordarlo una sensación de miedo recorrió su ser. Se enfrentaba a algo mucho más grande de lo que pudiera imaginar. Y si había sido atrapado, ¿por qué no le habían matado? Tampoco lo sabía.
<<Quizás Albdar tenía razón, trató de decírmelo, y ¿qué hice yo? Aislarle>> Ben se mostraba arrepentido. Pero, ¿como podía haber pasado? Era Clara, no era cualquiera, de hecho, era la única persona a la que se había mostrado sin ninguna opacidad junto con Histen. ¿Quizás era eso lo por lo que los badar la habían utilizado? Muchas preguntas invadían la mente del chico. Los badars le tenían secuestrado en una de sus naves u estaciones. No tenía escapatoria alguna. 
—Albdar—le llamó internamente en su mente.—Albdar.
No hubo respuesta, es como si hubiese muerto dentro de él. Como si ya no existiese. Siguió insistiendo.
—Albdar, lo siento. De verdad.
No hubo contestación.
Ben estaba sentado contra la pared metálica en el suelo, con las piernas flexionadas, rendido. Todo el trabajo que habían realizado en Argnam. Todas las muertes de yads tras el ataque para que al final encontrasen a la única esperanza. Y lo peor de todo era que Ben había sido advertido por Albdar y no le había prestado atención. Estaba derrumbado, rendido. Por su mente pasaba la imagen de Histen, de Ada, su madre. Le había fallado. Había fallado a todos los yads.

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