Salí de la Estación Central e hice cola para cojer un taxi. Mientras avanzaba, vi como llegaba en un monorrail un hombre con forma de taxi, con ruedas en vez de brazos y piernas. Era grande y en sus espaldas había un habitáculo adecuado para una o dos personas.
Todo el conjunto era de carne y hueso, aunque yo no me explicaba como giraban las ruedas-brazo ni las ruedas-pierna. Me parecía doloroso el roze con la vía metálica. Cuando subí me senté literalmente en la espalda de aquel mutante. Giró un poco la cabeza y me preguntó:
- ¿A dónde?
En aquel momento supe que estaba en un sueño. Cuando lo sabes, tu sensación cambia. Es entonces cuando te das cuenta de que ir y venir es una ilusión de la mente.
Pero seguí yendo hacia adelante, a ver qué pasa.
- Al centro - dije
El hombre-taxi aceleró y al momento estábamos volando por encima de las luces de la ciudad.
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