MUJER CONTRA MUJER (2/2)
Por Jesús de Juana
Enviado el 17/01/2022, clasificado en Adultos / eróticos
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Al llegar a la habitación Fede empezó a tocarme, signo inequívoco de que quería follar. Le dije que estaba un poco cansada y que prefería solo sexo oral antes de dormirnos. Le dije que se tumbara en la cama y le desnudé de cintura para abajo, me metí la polla en la boca y la hice una mamada tragándome la leche cuando se corrió.
Me desnudé y me senté encima de él dándole la espalda con el coño en la cara. Cuando empezó a chuparme cerré los ojos y la imaginación hizo el resto, no podía dejar de imaginar que era nuestra vecina quien me lo hacía. Nunca había tenido sexo con una mujer, lo que hizo que me sorprendiera aún más mi fantasía. Tuve un orgasmo lento e intenso, mi chico chupa como un maestro.
Serían las diez de la mañana cuando Fede me dijo que se iba a correr, llevaba cuatro días sin hacerlo y lo echaba en falta. Nada más salir por la puerta me fui a la terraza y me encendí el cigarrillo de después del desayuno, uno de los tres que me fumaba a diario.
No tardé en escuchar ruido en la terraza vecina y al poco se asomó salvando el cristal y me pidió fuego con un cigarrillo en la mano. Me acerqué a la barandilla y le presté mi mechero. Se encendió el cigarro y me lo devolvió, dio una calada y directamente me preguntó si seguía teniendo curiosidad por saber dónde tenía la cabeza la serpiente.
La miré y antes de contestarle me dijo que no disimulara, sabía que desde que la había visto en la piscina no dejaba de mirarla y que había sido ella quien le sugirió al maitre que nos preguntara si no nos importaba compartir mesa con ella la noche anterior. El vestido que llevaba se lo había puesto a propósito porque enseñaba y ocultaba su tatuaje, no dejando indiferente la curiosidad de la gente.
Me preguntó cuanto tardaría ni chico en volver de correr y sin pensarlo le dije que por lo menos una hora.
Si quieres despejar la curiosidad ven a mi habitación, voy a abrirte la puerta - dijo y desapareció.
Me jodía la prepotencia de esa chica. Parecía que siempre sabía lo que estaba pensando sin necesidad de decir nada. En esas estaba mientras cogía la llave de la habitación y salía al pasillo. Su puerta estaba abierta, entre y la cerré a mis espaldas.
Estaba de espaldas y desnuda junto a la cama. Alargó la mano indicándome que me acercara mientras se deba la vuelta. Me quedé pasmada. La cabeza de la serpiente acababa justo encima del clítoris con los colmillos a los lados, manchados de sangre y unas gotas sobre los labios vaginales completamente afeitados. Aquella tía estaba loca de atar.
Me puso la mano en el cuello y acercó su cara a la mía. Mirándome a los ojos me dio un pico en los labios y luego me abrazó juntando nuestras cabezas. Los besos en el cuello me pusieron la carne de gallina. Cuando empezó a pasarme lentamente la lengua por el cuello hasta llegar a los labios, supe que estaba entregada a ella sin dar crédito a la sensación que me recorría el cuerpo.
Su lengua entró en mi boca al tiempo que me presionaba un pecho. La recibí chupándosela y noté que me desplazaba la parte de arriba del biquini hacia arriba. Su caricia en la piel desnuda del pecho fue delicada y cargada de sensualidad. Me cogió la mano y se la puso en el pubis haciendo deslizar un dedo entre los labios vaginales.
Salimos a la terraza y me sentó en una hamaca. Se colocó delante de mí mostrándome la cabeza de la serpiente. Al darle es sol parecía brillar. Se estiró la piel de encima del clítoris hacia arriba y los colmillos se cerraron alrededor. Yo estaba como hipnotizada.
Me tumbó y se deshizo de la parte de debajo de mi bikini. Me abrió las piernas y metió la cara en medio. Cuando empezó a chuparme ya estaba empapada y los fluidos resbalaban por mis muslos. Me levantó las piernas y me pasó la lengua por la entrada del culo para poco después sentir su lengua dentro y luego volver al pubis. Me corrí aplastándole la cabaza contar mi sexo. Los orgasmos eran continuos, no sé cuantos tuve, solo la retiré cuando no pude soportar más el contacto.
Le dije que quería besar la cabeza de la serpiente. Estaba deseando comerme su sexo e iba a ser la primera vez que le tocaba el sexo a una mujer. Se sentó con las piernas a los lados de mis hombros y acercó al coño a mi boca al tiempo que me advertía que al correrse, era casi como los tíos. Expulsaba cantidad de fujo, como si fuera una corrida de semen.
A esas alturas me daba lo mismo ocho que ochenta. Le metí la lengua en coño y después me dediqué al clítoris. Con sus primeros espasmos le metí tres dedos en la vagina y empecé a follarla. Cuando se corrió una gran cantidad de líquido me inundó la boca y tragué todo lo que fui capaz, era como cuando Fede se corría en mi boca.
Nos pusimos haciendo la tijera con las piernas, sexo contra sexo, y nos revolvimos una contra la otra hasta que conseguimos corrernos al mismo tiempo estirándonos con las manos agarradas para hacer presión.
Escuchamos ruido en nuestra habitación. Fede ya estaba de vuelta. Nos metimos dentro de su habitación y nos besamos como dos adolescentes. Me puse el biquini y volví con mi novio. Al verme me preguntó dónde estaba y le dije que con la vecina de habitación. Me preguntó si era la del tatuaje de la noche anterior y le dije que sí. No le dije nada más.
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