El ser humano creó la palabra, la cual hizo posible el desarrollo del pensamiento. A su vez, el acelerado desarrollo del pensamiento dio origen a esa Malla que tiene atrapada a la humanidad, con el embeleco de sus doctrinas, sus ideologías, sus "religiones", su política, su economía, sus gobiernos, sus aires de superioridad, su ego...
En ese proceso de exploración de la realidad objetiva llegó a las profundidades de la materia, pero se quedó en la superficie de su propio ser. Se ha adentrado en los confines del universo, del macro-cosmos, pero se salió de sí mismo, olvidó su propio ser.
En el proceso fue perdiendo su capacidad de asombro, la capacidad de inquietarse ante los misterios de la vida, la capacidad de cuestionarse a sí mismo. ¿Qué puede hacer? La respuesta es obvia. Solo debe intentar recuperar las herramientas perdidas, y empezar a usarlas hasta el cansancio para llegar a los límites de la razón, de la lógica, la lógica de la naturaleza.
Solo desde allí, desde ese punto en que la lógica y la razón ya no puede explicar lo que hay más allá, solo desde allí podrá contemplar el misterio de la existencia y... si decide... dar el salto hacia lo irracional, lo absurdo. En otras palabras, me refiero a escapar por uno de los agujeros de la Malla (¿Maya?) en la cual estamos atrapados. Pero... esta no es una misión de la humanidad, ni siquiera de un grupo político, un sistema de creencias, o un sistema educativo. Es más bien... una misión de cada individuo sobre la tierra, una misión estrictamente personal, íntima, que empieza con la exploración de su propia "personalidad", su ego.
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