Te has convertido
en mi guía, en ese imán
del que no quiero desprenderme.
Nos devolvemos
a los hechos que nos hicieron felices
de una manera natural.
Somos entre bagajes
que gestan sensaciones de calma.
Tengamos perspectiva.
No vivamos azorados.
Hay síes y noes,
y todos valen
si les sacamos provecho
en cuanto a formación y actitud.
Nos debemos volcar
en nosotros mismos, en ser,
en saborearnos, en tocar fondo y forma.
Los planteamientos materiales
nos ocultan lo verdadero
y nos distancian de la felicidad.
No estemos en quimeras
que nos perpetúan en el dolor.
Nada que pasó se puede cambiar,
pero sí la postura que tomamos
ante lo que nos otorgó o quitó.
En verdad, el eje que pongamos
nos definirá en la percepción.
No olvidemos que la pena
es la antesala de la alegría,
y que lo que se marchó
deja hueco para un flamante presente.
Cultivemos el terreno
que pisamos, que nos sustenta,
y no vayamos más allá de procurar
ese jornal sencillo y maravilloso
que nos invita a disfrutar del amanecer.
Hay un momento en que el futuro
no está, no ocurre, no sucede.
Intentemos no perder demasiado
en lo que nunca acontecerá,
y sí en lo que ahora podemos.
¿De acuerdo?
Juan Tomás Frutos.
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