POR MI VENTANA
Por Relatando Entre Lineas
Enviado el 31/01/2022, clasificado en Adultos / eróticos
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Cada noche, después de cenar, sentado en mi cama, frente a la ventana de su habitación y con la luz apagada, espero a que llegue ella, mi vecina, mi chica, es que cada noche aparece en mi ventana. La espero pacientemente, pero con ganas y deseo, mucho deseo, tengo ganas de verla con ardiente deseo de hacerla mía.
En mi inocente juventud tengo y callo cada día más el creciente deseo de verla, de hablarla y de tocarla. Noche a noche escondido en la oscuridad de mi habitación y mi vergüenza por estar ahí de fisgón, oculto de ella y de todos, solo iluminado por la luz de la calle, espero a que llegue, espero verla entrar en su habitación, deseo que llegue ya, que deje su mochila en la cama y se quite su largo abrigo para ver las curvas de sus pechos ocultos tras la blusa que ansio quitar.
Ha llegado, aparece con su larga melena suelta, su interminable abrigo y sus altos zapatos de tacón, llega para comenzar su esperada función, la función que representa solo para mi. Sigue su ritual como cada noche al llegar de trabajar, deja caer su abultada mochila a un lado de la cama y poco a poco, casi de cara a la ventana se desabrocha su interminable abrigo, dejando poco a poco asomar sus grandes senos bajo la blusa, yo no puedo ni quiero dejar de mirar, me atrae y me hipnotiza sin la más mínima resistencia por mi parte. El calor se apodera de mi a cada botón que dejaba ver su deseado tesoro, ardiente calor que crece desde dentro con cada botón que desabrocha.
Cada noche es como la primera noche, nervios, calor y deseo, mucho deseo de verla desnuda por mi ventana. Dejado el abrigo, se quita los zapatos de largo tacón, para luego desabrochar y dejar caer su corta falda dejando a su vista las medias que visten sus largas piernas, a la vista deja sus bragas que apenas escondían su entrepierna y sus bien formadas nalgas que imagino acariciar mientras mi verga, despierta y crece dura y abultada bajo el pantalón.
Boca seca, sudor y nervios recorren mi espalda mientras ella continua con su desnudez. Ignorante, o no, la chica que cada noche aparece por mi ventana abre su blusa botón a botón dejando a la luz su cálida piel. A cada paso sus senos asoman para mi, se dejan ver tras el fino sujetador que por fin deja caer, muestran sus puntiagudos y carnosos pezones acompañados de un sordo gemido salido de mi, salivo de placer.
Al fin desnuda, se dirige a la ducha contigua a la habitación que yo oculto en las sombras de mi habitación, veo sin ser visto. Deja correr el agua de la ducha para que salga tan caliente como estoy yo.
La observo cada noche con ardiente deseo de poderla acompañar, los dos desnudos, calientes, piel con piel, mi verga asoma por la portañuela del pijama, dura y caliente, sedienta de ella. Caliente y duro en mi mano que va de arriba a abajo, despacio y en silencio, hambriento de ella, de poderla follar, hambriento de cada parte de su desnudez bajo el agua que la baña caliente, sediento de cada parte que cubre y acaricia la espuma.
Quiero ser la esponja que la acaricia y la toca, quiero ser la espuma entre sus pechos y en su entrepierna, quiero ser el agua en cada rincón de su cuerpo, la que moja sus labios como si fueran besos, quiero ser sus manos en su piel, quiere ser ese albornoz envolvente que la seca, la abraza y la da calor, calor que siento yo.
Desde la oscuridad, cómplice de sus deseos, la veo salir de la ducha y volver a su habitación. Aún al calor de su albornoz, saca el móvil de la mochila y lo mira sin prestar atención al pecho que asoma y por el que salivo excitado. No le presta atención cuando se lo quita y me regala sus curvas desnudas, ignorante de cuanto la deseo noche tras noche, ignorando el momento en el que me masturbo y me doy placer pensando en ella antes de dormir, no sabe cómo me la follo pensando en ella y en sus curvas mientras duerme.
No sabe que todas las noches sueño con la chica que asoma por mi ventana.
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