Denunciar relato
Rik el viejo enseñaba a sus alumnos el juego de la ruleta. La clase iba sobre la condición de los números.
- El Uno es el padre de todo - dijo, pero de forma directa del Dos y del Tres. Uno femenino y el otro masculino.
Luego señaló la pizarra y aseveró:
- El Cuatro, el Cinco, el Seis y el Siete, son hijos de los dos anteriores y nietos del Uno.
Y continuó señalando con el índice:
- El Ocho es hijo del Cuatro y el Nueve es hijo del Seis.
Para concluir diciendo que el Cinco y el Siete no tienen descendencia, pero sí más presencia.
Luego aparecen otros números con cualidades especiales como los números-primo y también los números-cuñado. Y no olvidemos a los sobrinos y tíos, que también suponen un porcentaje muy importante...
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