LA REALIDAD DE LOS SUEÑOS
Por franciscomiralles
Enviado el 09/02/2022, clasificado en Varios / otros
618 visitas
Cuando Ricardo Vallés terminó su jornada laboral en la empresa de Informática en la que trabajaba desde hacía tiempo, se dirigió con su coche al Supemercado que se hallaba al lado de su vacío hogar a comprar algunas provisiones. Luego leería una novela durante un rato hasta la hora de cenar, vería un poco la televisión y posteriormente se iría a dormir, con la idea de que aquel fin de semana le tocaba estar con su hijo adolescente llamado Lucas, el cual había querido ir a vivir con su madre cuando el matrimonio se hubo divorciado hacía ya dos años a causa de una grave incompatibilidad de carácteres. Ellos se habían casado bastante jóvenes llevados por un amor romántico, pero cuando empezaron a madurar dicho romanticismo se fue al garete y la relación empezó a deteriorarse gradualmente salpicada con grandes discusiones, hasta que ambos se percataron de que en efecto no estaban hechos el uno para el otro.
Y aunque Ricardo quería a su hijo Lucas,cada vez cada vez que salía con él notaba que éste le trataba con cierto desdén. ¿Sería cosa de la edad? ¿Es que su madre le influía para que aborreciera a su padre? Era muy posible que fuera éso.
Ricardo después de su frugal cena se ensimismó viendo una película en su televior, y no recordó nada más.
"Ahora el informático se adentra en un extraño y tétrico cementerio en el que hay un lúgubre recinto semioscuro que está bajo una bóveda con unos candelabros encendidos en un extremo de la misma; y junto a una tumba que está medio abierta aparece un viglante de aquel lugar que le informa de que allí están enterrados sus familiares.
El hombre se queda un momento contemplando aquella tumba con desasosiego, con el ánimo agitado".
Ricardo dio un respingo en el sillón de su casa en el que estaba sentado y abrió los ojos. Al parecer se había quedado dormido mientras veía el programa de la televisión y tuvo aquel desagradable sueño. Seguidamente se levantó, apagó el aparato y se dirigió a su habitación.
En un principio no le dio demasiada importancia a aquel sueño. Tal vez se debía a una mala postura en el sillón; quizás a un sentimiento de desolación, de soledad a propósito de su ruptura matrimonial - pensó-. Sin embargo al cabo de otras noches Ricardo volvió a verse en aquel desagradable cementerio bajo la misma bóveda y frente a la tumba de sus familiares. ¿Es que los echaba de menos? ¿O es que aquel sueño del cementerio era una premonición que le anunciaba su propia muerte? Esta posibilidad como es de suponer le inquietó sobremanera; aunque se equivocaba.
Mientras tanto su hijo seguía tratándole con una desagradable altivez; como si lo considerase un pobre diablo, cosa que le incomodaba en grado sumo. En una ocasión cuando Ricardo lo invitó a merendar chocolate con churros en una granja típica en una calle del casco antiguo de Barcelona, puesto que sabía que a él aquello le gustaba recordaron al abuelo paterno del chico que había fallecido hacía unos años a una edad avanzada.
- Aquí nos invitaba a merendar tu abuelo, sobre todo poco antes de Navidad - le dijo Ricardo a su vástago.
- Sí.. - respondió Lucas con vehemencia.
- Tú querías mucho a tu abuelo ¿verdad?
- Ya lo creo. Era un hombre muy práctico, muy entero. Valía más que tú - expresó Lucas despectivamente.
- No me gusta que digas éso. Yo he tratado de darte lo mejor de mí mismo - le reprochó Ricardo muy dolido en su fuero interno; pues era como si le hubiesen clavado un cuchillo en su alma.
- Ya... Pero él me dijo un día que tú para los negocios no valías nada. Que no tenías iniciativa - repuso Lucas con su habitual insolencia.
Aquella misma noche Ricardo volvió a visitar el consabido cementerio, con la salvedad que aquella vez de la tumba de sus familiares manaba sangre. ¡Su sangre espiritual!
Mas Ricardo ignoraba que todos tenemos un cemenerio psíquico; es decir que dado que el lenguaje del subconsciente se expresa en símbolos, el cementerio representa nuestras frustaciones, nuestros desengaños afectivos y las tristes despedidas de nuestros allegados. Por lo que respectaba al informático era obvio que a pesar de que él por lógica era consciente de que el pasado había fenecido; que no podía volver, animicamente no era así; seguía aferrado a él; no era una cuestión zanjada.
Sabía que si su padre lo había despreciado; que no había respetado su manera de ser y lo había criticado peyorativamente a unos y a otros, en gran parte se debía a que su familia le había inculcado que Ricardo no valía nada; le había fomentado el prejuicio hacia su primogénito porque éste era totalmente diferente de ellos; no era tan materialista como sus parientes; ni él encajaba en el dicho popular de "tal palo, tal astilla" como todos esperaban que fuese. Esto hizo el efecto de domino por lo que repercutió fatalmente en la relación de Ricardo con su hijo Lucas.
En consecuencia Ricardo soñaba reiteradamente con el cementerio, con la tumba de sus familiares ya que no había resuelto el conflicto con su progenitor, y por mucho que cambiara de costumbres, de vida, él seguía anhelando aquel apoyo paternal que nunca tuvo.
Posteriormente también soñó que tras varios años de vivir en otros sitios, él regresaba al piso de sus padres que estaba ubicado en un barrio de su ciudad. Volvía a estar en el amplio comedor del mismo, en las espaciosas habitaciones con ventanales por los que entraban desbordantes los plateados rayos del sol. De nuevo volvía a cruzar el largo pasillo que desembocaba en una gran sala de estar presidida por un gran cuadro de su bisabuela y en la que se encontraba el balcón que daba a las Ramblas oradadas de plátanos.
Ricardo sentía que su vida no le satisfacía en absoluto; que había estado fallida. Por tanto el hecho de soñar que volvía a vivir en el viejo piso de la infancia, era como decir que deseaba empezar de nuevo otra vida, partiendo de sus mismos orígenes.
Al fin Ricardo apercibiéndose de su malestar anímico decidió someterse a una psicoterapia. ¿Conseguirá vencer al fin su complejo personal? El tiempo lo dirá.
FRANCESC MIRALLES
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales